Cantares 6:2 - Biblia Torres Amat 1825

² Hermosa eres, querida mía, y llena de dulzura; bella como Jerusalén , terrible y majestuosa como un ejército en orden de batalla.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

² Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, Para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios.

Biblia Nueva Traducción Viviente

² Mi amante ha bajado a su jardín, a sus lechos de especias, para pasear por los jardines y juntar los lirios.

Biblia Católica (Latinoamericana)

² Mi amado bajó a su huerto, donde se cultivan flores olorosas, pastorea su rebaño en los jardines y va a recoger lirios.

La Biblia Textual 3a Edicion

² Ella Mi amado bajó a su huerto, A las eras de las especias, Para apacentar entre los huertos Y recoger los lirios.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

² Mi amado descendió a su jardín, al arriate del bálsamo, a apacentar en los vergeles, a recoger los lirios.

Cantares 6:2 Referans Kwoze

Cantares 2:16

hasta que declina el día, y caen las sombras. Vuélvete corriendo, aseméjate, querido mío, a la corza y al cervatillo que se crían en los montes de Beter.

Cantares 4:12

Nardo y azafrán, caña aromática y cinamomo, con todos los árboles odoríferos del Líbano; la mirra y el áloe con todos los aromas más exquisitos.

Cantares 4:16

Dormía yo, y estaba mi corazón velando; y he aquí la voz de mi amado que llama y dice: Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, mi inmaculada y purísima: Porque está llena de rocío mi cabeza, y de neblina de la noche mis cabellos.

Cantares 4:5

hasta el caer del día, y el declinar de las sombras. Subiré a buscarte al monte de la mirra y al collado del incienso.

Cantares 5:1

Y le respondí: ¡Válgame Dios, esposo mío!, si ya me despojé de mi túnica, ¿me la he de volver a poner? Lavé mis pies, ¿y me los he de volver a ensuciar?

Cantares 5:13

Sus piernas columnas de mármol, sentadas sobre basas de oro. Su aspecto majestuoso como el del Líbano, y escogido como cedro entre los árboles.

Cantares 6:11

Vuélvete, vuélvete, oh Sulamita; vuélvete a nosotras, vuélvete para que te veamos bien.

Isaías 40:11

¿Quién es aquel que ha medido las aguas del océano en el hueco de la palma de su mano, y extendiendo ésta ha pesado los cielos?; ¿quién es el que con sólo tres dedos sostiene la gran mole de la tierra, y pesa los montes y los collados como en una balanza?

Isaías 57:1

Entretanto el Justo perece, y no hay quien reflexione sobre esto en su corazón, y son arrebatados los hombres piadosos, sin que nadie los sienta; siendo así que para libertarles de los males, es el Justo arrebatado de este mundo.

Isaías 58:11

Y el Señor te dará un perpetuo reposo, y llenará tu alma de resplandores de gracia y reforzará tus huesos; y serás como huerto bien regado y como manantial perenne cuyas aguas jamás faltarán.

Isaías 61:11

Porque así como la tierra produce sus plantas, y el jardín hace brotar la semilla que se ha sembrado en él, así el Señor Dios hará florecer su justicia y su gloria, a vista de todas las naciones.

Ezequiel 34:23

Y estableceré sobre mis ovejas un solo pastor que las apaciente, esto es, el hijo de David, siervo mío: El mismo las apacentará y él será su pastor.

Sofonías 3:17

Está en medio de ti el Señor, el Dios tuyo, el fuerte; él te salvará; en ti hallará él su gozo y su alegría, será constante en amarte, se regocijará, y celebrará tus alabanzas.

Mateo 18:20

Porque donde dos o tres se hallan congregados en mi nombre, allí me hallo yo en medio de ellos.

Mateo 28:20

enseñándolas a observar todas las cosas que yo os he mandado. Y estad ciertos que yo mismo estaré siempre con vosotros, hasta la consumación de los siglos.

Juan 14:3

Y cuando haya ido, y os haya preparado lugar, vendré otra vez, y os llevaré conmigo, para que donde yo estoy, estéis también vosotros.

Juan 17:24

¡Oh Padre!, yo deseo ardientemente que aquellos que tú me has dado, estén conmigo allí mismo donde yo estoy para que contemplen mi gloria, cual tú me la has dado; porque tú me amaste desde antes de la creación del mundo.

Apocalipsis 7:17

Y cuando el Cordero hubo abierto el séptimo sello, le siguió un gran silencio en el cielo, cosa de media hora.