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Cantares 3:2 - Biblia Torres Amat 1825

2 Me encontraron las patrullas que rondan por la ciudad, y les dije: ¿No habéis visto al amado de mi alma?

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Así que me dije: «Me levantaré y recorreré la ciudad, y buscaré por todas las calles y las plazas. Buscaré a mi amado». Entonces busqué por todas partes pero no lo encontré.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Me levantaré, pues, y recorreré la ciudad. Por las calles y las plazas buscaré al amado de mi alma. Lo busqué y no lo hallé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Me levantaré ahora e iré por la ciudad, Por las calles y por las plazas. ¡Debo hallar al que ama mi alma! Lo busqué, pero no lo encontré.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Me levanté, recorrí la villa por callejas y plazas, en busca del amado de mi alma. Lo buscaba y no lo hallé.

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Cantares 3:2
18 Referans Kwoze  

Bienaventurado el hombre que me escucha, y que vela continuamente a las puertas de mi casa, y está de observación en los umbrales de ella.


Si lo ignoras, ¡oh hermosísima entre las mujeres!, sal fuera, y ve siguiendo las huellas de los ganados, y guía tus cabritillos a pacer junto a las cabañas de los pastores de mis ovejas.


Cuando he aquí que a pocos pasos me encontré al que adora mi alma; le así, y no le soltaré hasta haberlo hecho entrar en la casa de mi madre, en la habitación de la que me dio la vida.


Me encontraron las patrullas que rondan la ciudad, me hirieron, y me lastimaron; y me quitaron mi manto, con que me cubría, las centinelas de los muros.


No hay ninguno que invoque tu Nombre; no hay quien se levante para mediar, y te detenga; nos has escondido tu rostro, y nos has estrellado contra nuestra misma maldad.


Recorred las calles de Jerusalén . Ved y observad, y buscad en sus plazas si encontráis un hombre que obre lo que es justo, y que procure ser fiel; y si lo halláis, yo usaré con ella de misericordia.


Hubo un hombre enviado de Dios que se llamaba Juan.


Cumplamos, pues, con él, y tanto más que sabemos que el tiempo insta, y que ya es hora de despertarnos de nuestro largo letargo. Pues estamos más cerca de nuestra salud, que cuando recibimos la fe.


Estad alerta, ¡oh justos!, y guardaos del pecado; porque entre nosotros hay hombres que no conocen a Dios, lo digo para confusión vuestra.


Por eso dice el Señor: Levántate, tú que duermes, y resucita de la muerte, y te alumbrará Cristo .


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