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Cantares 2:3 - Biblia Torres Amat 1825

3 Me introduje en la pieza en que tiene el vino más exquisito, y ordenó en mí el amor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Como el manzano más selecto del huerto es mi amante entre los jóvenes. Me siento bajo su sombra placentera y saboreo sus deliciosos frutos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Como manzano entre los arbustos, así es mi amado entre los jóvenes. Estoy sentada a su sombra deseada y su fruto me es dulce al paladar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Ella Como el manzano entre los árboles del bosque, Así es mi amado entre los jóvenes. A su sombra he deseado sentarme, Y comer sus dulces frutos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Como manzano entre los árboles silvestres, así mi amado entre los jóvenes. A su sombra he deseado sentarme, y comer de sus sabrosos frutos.

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Cantares 2:3
34 Referans Kwoze  

¡Oh tú el más gentil en hermosura entre los hijos de los hombres!, derramada se ve la gracia en tus labios; por eso te bendijo Dios para siempre.


Cíñete al lado tu espada, ¡oh rey potentísimo!


No destruyas a tu siervo. Ten piedad de mí. ¡Dios mío!, apiádate de mí; ya que mi alma tiene puesta en ti su confianza. A la sombra de tus alas esperaré, hasta que pase la iniquidad.


Porque, ¿quién hay en los cielos, que pueda igualarse con el Señor?; ¿quien entre los hijos de Dios es semejante a él?;


El que se acoge al asilo del Altísimo, descansará siempre bajo la protección del Dios del cielo.


de cedro las vigas de nuestras habitaciones, y de ciprés sus artesonados.


Pero mi esposo pondrá su mano izquierda debajo de mi cabeza, y con su diestra me abrazará.


Tú, la fuente de los huertos, el pozo de aguas vivas, que bajan con ímpetu del monte Líbano.


Dormía yo, y estaba mi corazón velando; y he aquí la voz de mi amado que llama y dice: Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, mi inmaculada y purísima: Porque está llena de rocío mi cabeza, y de neblina de la noche mis cabellos.


A su huerto hubo de bajar mi amado, al plantío de las hierbas aromáticas, para recrearse en los verjeles y coger azucenas.


Yo te tomaría, y te llevaría a la casa de mi madre; allí me enseñarías y harías ver tus gracias, y yo te daría a beber del vino compuesto, y del licor nuevo de mis granadas.


La viña mía delante de mí está. Las mil monedas son para ti, ¡oh pacífico!, y doscientas para los que cuidan de los frutos de ella.


Oh tú, la que moras en las huertas, los amigos están escuchando; hazme oír, pues, tu sonora voz.


Así, pues, ponme por sello sobre tu corazón, ponme por marca sobre tu brazo; porque el amor es fuerte como la muerte, implacables como el infierno los celos; sus brasas, ardientes, y un volcán de llamas.


Tú abatirás la arrogancia de los extranjeros a la manera que abate el sol ardiente en medio de una sequedad; y como ardor de nube abrasadora, harás secar los renuevos de esos prepotentes.


No se ofuscarán ya los ojos de los videntes o profetas, y escucharán con atención los oídos de los que oirán a los profetas.


Y sucederá que todos aquellos que fueren dejados en Sión, y quedaren en Jerusalén , serán llamados santos; todo el que está escrito o destinado para la vida en Jerusalén .


Ahora cantaré a mi amado la canción de mi pariente sobre su viña. Adquirió mi amado una viña en un collado muy fértil,


Y a lo largo del arroyo nacerá en sus riberas de una y otra parte toda especie de árboles fructíferos; no se les caerá la hoja, ni les faltarán jamás frutos; cada mes llevarán frutos nuevos, pues las aguas que los riegan saldrán del santuario; y sus frutos servirán de comida, y sus hojas para medicina.


Las viñas causan lástima; se secaron los higuerales, y secos han quedado el granado, la palma, y el manzano, y todos los árboles de la campiña: la alegría se ha ido lejos de los hijos de los hombres.


Considerad, pues, atentamente a aquel Señor que sufrió tal contradicción de los pecadores contra su misma persona, a fin de que no desmayéis, perdiendo vuestros ánimos.


La cual respondió: Si es que con verdad y buena fe me constituís por reina vuestra, venid y reposad a mi sombra: y si no, salga fuego de la zarza y ábrase los cedros del Líbano.


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