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Apocalipsis 2:23 - Biblia Torres Amat 1825

23 y a los demás que habitáis en Tiatira: A cuantos no siguen esta doctrina, y no han conocido las honduras de Satanás, o las profundidades, como ellos llaman, yo no echaré sobre vosotros otra carga;

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Biblia Reina Valera 1960

23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Heriré de muerte a sus hijos. Entonces todas las iglesias sabrán que yo soy el que examina los pensamientos y las intenciones de cada persona. Y le daré a cada uno de ustedes lo que se merezca.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 A sus hijos los heriré de muerte; así entenderán todas las Iglesias que yo soy el que escudriña el corazón y la mente, dando a cada uno según sus obras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 y a sus hijos mataré con mala muerte,° y todas las iglesias conocerán que Yo soy el que escudriña riñones y corazones,° y os daré a cada uno de vosotros conforme a vuestras obras.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 A sus hijos los mataré sin remisión, y conocerán todas las Iglesias que soy yo quien escruta los corazones y las entrañas. Yo os daré a cada uno de vosotros según sus obras.

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Apocalipsis 2:23
39 Referans Kwoze  

¿Qué más le queda desear a David, habiendo tú ensalzado tanto a tu siervo, y dándole tales muestras de aprobación?


Y tú, Salomón , hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele con un corazón perfecto, y de buena voluntad; porque el Señor escudriña todos los corazones, penetra todos los pensamientos del entendimiento. Si lo buscares, lo hallarás; pero si lo abandonares, te desechará para siempre.


Bien sé, Dios mío, que tú sondeas los corazones y que amas la sencillez; y por eso con sencillez de corazón he ofrecido gozoso todas estas cosas, y he visto cómo tu pueblo, que está aquí congregado te ha ofrecido sus dones con gran alegría.


tú lo oirás desde el cielo, desde esa tu excelsa morada, y le serás propicio, remunerando a cada uno según sus procederes, y conforme a lo que descubras en su corazón (pues sólo tú conoces los corazones de los hombres),


Dale Dios lugar de penitencia, y él abusa de esto para ser más soberbio; pero el Señor tiene fijos los ojos en sus descarriados pasos.


Tú sabes cuanto hago, ora esté quieto, ora andando.


Pruébame, Señor, y sondéame; acrisola el fuego mis afectos y todo mi corazón.


¿por ventura Dios no nos pedirá cuenta de estas cosas? Porque él conoce los secretos del corazón.


y que tú, Señor, eres misericordioso; porque a cada uno remunerarás conforme a sus obras.


Acábese ya la malicia de los pecadores; y tú, ¡oh Dios!, que penetras los corazones, y los afectos más íntimos, encaminarás al justo.


Pero tú, ¡oh Señor de los ejércitos!, que juzgas con justicia, y escudriñas los corazones y los afectos, tú harás que yo te vea tomar venganza de ellos; puesto que en tus manos puse mi causa.


Yo el Señor soy el que escudriña los corazones, y el que examina los afectos de ellos, y doy a cada uno la paga según su proceder y conforme al mérito de sus obras.


Y tú, oh Señor de los ejércitos, que haces prueba del justo, tú que disciernes los afectos interiores del corazón, haz que yo te vea tomar de ellos una justa venganza; porque a ti te tengo encomendada mi causa.


Aullad, ¡oh moradores de Pila!, o de mortero; enmudecido está todo el pueblo de Canaán, y han perecido todos aquellos que estaban nadando en la opulencia.


Ello es que el Hijo del hombre ha de venir revestido de la gloria de su Padre, acompañado de sus ángeles, a juzgar a los hombres; y entonces dará el pago a cada cual conforme a sus obras.


Mas Jesús les dijo: Vosotros os vendéis por justos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que parece sublime a los ojos humanos, a los de Dios es abominable.


Le dijo por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntase si le amaba; y así respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú conoces bien que yo te amo. Le dijo Jesús : Apacienta mis ovejas.


Pero Jesús le dijo: Anda, llama a tu marido, y vuelve con él acá.


Y haciendo oración dijeron: ¡Oh Señor!, tú que ves los corazones de todos, muéstranos cuál de estos dos has destinado


Así que cada uno de nosotros ha de dar cuenta a Dios de sí mismo.


Pero aquel que penetra a fondo los corazones conoce bien qué es lo que desea el Espíritu, el cual no pide nada por los santos, que no sea según Dios.


siendo como es forzoso que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo , para que cada uno reciba el pago debido a las buenas o malas acciones que habrá hecho mientras ha estado revestido de su cuerpo.


Porque cada cual, al ir a ser juzgado, cargará con su propio fardo.


para que así oyéndolo todo Israel tema, y jamás ningún otro ose hacer cosa semejante.


Y todo el pueblo al oírlo temerá, para que en adelante ninguno se hinche de soberbia.


para que oyéndolo los demás entren en temor, y de ningún modo osen hacer tales cosas.


Entonces, dada la sentencia, morirá apedreado por el pueblo de la ciudad: para que arranquéis el escándalo de en medio de vosotros, y todo Israel oyéndole tiemble.


Teniendo, pues, por sumo sacerdote a Jesús , Hijo de Dios, que penetró hasta lo más alto del cielo, y nos abrió sus puertas, estemos firmes en la fe que hemos profesado.


sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana conducta de vida, o vivir mundano, que recibisteis de vuestros padres, no con oro o plata, que son cosas perecederas,


Así mismo al ángel de la iglesia de Pérgamo escríbele: Esto dice el que tiene en su boca la espada afilada de dos filtros:


Escribe también al ángel de la iglesia de Esmirna: Esto dice aquel que es el primero y el último, que fue muerto, y está vivo:


Y vi a los muertos grandes y pequeños estar delante del trono, y se abrieron los libros de las conciencias, y se abrió también otro libro, que es el de la vida, y fueron juzgados los muertos por las cosas escritas en los libros según sus obras.


El mar, pues, entregó los muertos que había en él, y la muerte y el infierno entregaron los muertos que tenían dentro, y se dio a cada uno la sentencia según sus obras.


Mirad que vengo luego, y traigo conmigo mi galardón, para recompensar a cada uno según sus obras.


Y cuando hubo abierto el quinto sello, vi debajo o al pie del altar las almas de los que fueron muertos por la palabra de Dios y por ratificar su testimonio.


Respondió el Señor a Samuel: No mires a su buena presencia, ni a su grande estatura; porque no es ése el que he escogido; y yo no juzgo por lo que aparece a la vista del hombre; pues el hombre no ve más que lo exterior; mas el Señor ve en el fondo del corazón.


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