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Apocalipsis 18:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 Por eso en un día sobrevendrán sus plagas, mortandad, llanto y hambre, y será abrasada del fuego; porque poderoso es el Dios que ha de juzgarla.

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Biblia Reina Valera 1960

8 por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Por lo tanto, estas plagas le llegarán en un solo día: la muerte, el lamento y el hambre. Ella será totalmente consumida por el fuego, porque el Señor Dios, quien la juzga, es poderoso».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Por eso, y en un solo día, caerán sobre ella sus plagas: muerte, lamentos y hambre, y quedará consumida por el fuego; pues poderoso es su juez, que es Dios, el Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Por eso, en un solo día vendrán sus plagas:° muerte, duelo y hambre; y será consumida con fuego, porque poderoso es el Señor Dios que la juzgó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Por eso, en un solo día vendrán sus plagas: peste y llanto y hambre, y será abrasada por el fuego; porque poderoso es el Señor Dios que la ha juzgado.

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Apocalipsis 18:8
18 Referans Kwoze  

Si se trata de poder es poderosísimo; si de la equidad en juzgar, nadie osa dar testimonio en favor mío.


Una vez habló Dios, y estas dos cosas oí yo: Que el poder está en Dios,


Aquel día la viña del vino rico le cantará alabanzas.


El anciano y el hombre respetable, ése es la cabeza; el profeta que vende embustes, ése es la cola.


Aquí estoy yo contra ti, ¡oh soberbio Baltasar!, dice el Señor Dios de los ejércitos; porque ha llegado tu día, el día de tu castigo.


Pero el fuerte Redentor suyo, aquel que tiene por nombre Señor de los ejércitos, defenderá en juicio la causa de ellos, y llenará de espanto la tierra, y hará que se estremezcan los habitantes de Babilonia.


Esto dice el Señor de los ejércitos: Aquel anchísimo muro de Babilonia será arruinado de arriba abajo, y serán abrasadas sus altísimas puertas, y reducido a la nada el trabajo de los pueblos, y a ser pasto de las llamas la faena de las naciones.


Huid, ¡oh judíos!, de en medio de Babilonia, y ponga cada cual a salvo su propia vida; no seáis indolentes en orden a su iniquidad; porque ha llegado el tiempo de la venganza del Señor, el cual le dará su merecido.


Porque el Señor ha hecho oír su voz al arribo de sus ejércitos, pues son innumerables sus batallones, los cuales son fuertes, y ejecutan sus órdenes. Porque es grande y muy terrible el día del Señor. ¿Y quién podrá soportarlo?


¿Por ventura queremos irritar con celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él? Todo me es lícito, sí, pero no todo es conveniente.


Las naciones montaron en cólera, mas sobrevino tu ira, y el tiempo de ser juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, y a los santos, y a los que temen tu Nombre, pequeños y grandes, y de acabar con los que han corrompido la tierra.


Y los diez cuernos que viste en la bestia, ésos aborrecen a la ramera, y la dejarán desolada, y desnuda, y comerán sus carnes, y a ella la quemarán en el fuego.


En fin, la mujer que viste, es aquella ciudad grande, que tiene imperio sobre los reyes de la tierra.


¡Cómo en un instante se redujeron a nada tantas riquezas! Y todo piloto, y todo navegante del mar, y los marineros, y cuantos trafican en el mar se pararon a lo lejos,


Y arrojaron polvo sobre sus cabezas, y prorrumpieron en alaridos llorando, y lamentando, decían: ¡Ay, ay de aquella gran ciudad, en la cual se enriquecieron con su comercio todos los que tenían naves en la mar! ¡Cómo fue asolada en un momento!


Y por segunda vez repitieron: ¡Aleluya! Y el humo de ella o de su incendio está subiendo por los siglos de los siglos, no se acabará jamás.


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