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Amós 9:1 - Biblia Torres Amat 1825

1 Yo vi al Señor que estaba sobre el altar, y dijo: Hiere el quicio o umbral, y se conmoverán los dinteles. Porque no hay nadie que no esté dominado de la avaricia; y yo haré morir al filo de la espada hasta el último de ellos, sin que haya quien pueda escapar; huirán, y ninguno de los que huyeren se salvará.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Vi al Señor que estaba sobre el altar, y dijo: Derriba el capitel, y estremézcanse las puertas, y hazlos pedazos sobre la cabeza de todos; y al postrero de ellos mataré a espada; no habrá de ellos quien huya, ni quien escape.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces vi una visión del Señor, quien estaba de pie junto al altar, y dijo: «Golpea la parte superior de las columnas del templo para que los cimientos se sacudan. Derriba el techo sobre las cabezas de la gente. Mataré a espada a los que sobrevivan. ¡Nadie escapará!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Vi al Señor, de pie junto al altar, que decía: 'Rompe las columnas para que se hunda el techo y les parta a todos la cabeza; y si alguno llega a salvarse, lo mataré a espada; pues ninguno de ellos podrá huir, no escapará nadie con vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Vi a Adonay de pie junto al altar, y dijo: Golpea los capiteles para que se estremezcan los pilares; Hazlos pedazos sobre la cabeza de todos, Y Yo haré que mueran los que queden de ellos, Para que nadie logre escapar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Vi a Yahveh, de pie junto al altar, que decía: '¡Rompe el capitel y que se desplomen los dinteles! Les cortaré a todos ellos la cabeza y a los que queden los mataré a espada; ninguno de ellos podrá huir, ni un solo evadido se podrá salvar.

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Amós 9:1
28 Referans Kwoze  

Pero Miqueas, replicó: Pues oíd aún la palabra del Señor: He visto yo al Señor sentado en su trono, y a toda la milicia celestial en torno de él a la diestra y a la siniestra.


Mas Dios quebrantará las cabezas de sus enemigos, el copete erizado de los que hacen pompa de sus delitos.


Dijo el Señor: A los de Basán les haré volver las espaldas; los arrojaré al profundo del mar.


Un solo hombre llenará de terror y hará huir a mil de los vuestros; y si se presentan cinco, aterrados echaréis a huir todos, hasta que los que queden de vosotros sean a manera de un árbol altísimo como de navío, sobre la cima de un monte, como bandera sobre un collado.


Alrededor del solio estaban los serafines, cada uno de ellos tenía seis alas; con dos cubrían su rostro, y con dos cubrían los pies, y con dos volaban.


Por lo cual esto dice el Señor: He aquí que yo descargaré sobre ellos calamidades, de las cuales no podrán librarse; y clamarán a mí, mas yo no los escucharé.


allí en la tierra de Egipto os alcanzará la espada que vosotros teméis; y el hambre de que receláis vosotros, allí en Egipto se os echará encima, y allí hallaréis la muerte.


El que huyere del espanto caerá en la fosa, y quien saliere de la fosa quedará preso en el lazo; porque yo haré que llegue sobre Moab el tiempo de su castigo, dice el Señor.


Cual aparece el arco iris cuando se halla en una nube en día lluvioso, tal era el aspecto del resplandor que se veía alrededor del trono.


Y se trasladó la gloria del Señor desde encima de los querubines al umbral del templo y se llenó el templo de una nube tenebrosa; el atrio quedó lleno del resplandor de la gloria del Señor.


Yo los miraré con semblante airado; saldrán de un fuego, y otro fuego los consumirá; y conoceréis que yo soy el Señor cuando volviere mi rostro contra ellos,


Y he aquí seis varones respetables que venían por el camino de la puerta superior que mira al norte, y cada uno de ellos traía en su mano un instrumento de muerte; había también en medio de ellos un varón, o personaje, con vestiduras de lino, el cual traía un recado de escribir en la cintura, y entraron, y se pusieron junto al altar de bronce.


Decidle que llegado que sea el día del castigo de las prevaricaciones de Israel, lo castigaré también a él; y destruiré los altares de Betel, y serán cortados y echados por tierra los ángulos del altar.


Por tanto, esto dice el Señor: Tu esposa será deshonrada en la ciudad, y serán pasados a cuchillo tus hijos e hijas, y tu país será repartido con una cuerda de medir; y tú morirás en una tierra profana, o idólatra, e Israel saldrá cautivo fuera de su país.


Serán demolidos los lugares altos del ídolo, y arrasados los santuarios de Israel, y echaré mano de la espada contra la casa de Jeroboam.


Saliste para salvar a tu pueblo, para salvarlo por medio de tu Mesías. Heriste la cabeza de la casa del impío, descubriste sus cimientos de arriba abajo.


Y entonces será cuando yo iré con una antorcha en la mano registrando a Jerusalén , e iré buscando a los hombres sumidos en sus inmundicias, los cuales están diciendo en su corazón: El Señor no hace bien, ni hace mal a nadie.


De suerte que sestearán en medio de ella los rebaños y todos los ganados de las gentes vecinas; y se guarecerán dentro de sus casas el pelícano y el erizo; se oirá el canto de las aves campesinas en sus ventanas, y los cuervos anidarán sobre sus dinteles o arquitrabes; pues yo acabaré con todo su poder.


A Dios nadie le ha visto jamás: El hijo unigénito, existente desde siempre en el seno del Padre, él mismo es quien le ha hecho conocer a los hombres.


Y dio entonces Juan este testimonio de Jesús , diciendo: Yo he visto al Espíritu Santo descender del cielo en forma de paloma, y reposar sobre él.


siendo al mediodía, vi, ¡oh rey!, en el camino una luz del cielo más resplandeciente que el sol, la cual con sus rayos me rodeó a mí y a los que iban conmigo.


Y mandó a los soldados que le acompañaban, diciéndoles: Haced rodar unas grandes piedras a la boca de la cueva, y dejad hombres cuidadosos para guardar a los que estarán encerrados:


y estoy vivo, aunque fui muerto; y ahora he aquí que vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves, de la muerte y del infierno.


Y el humo de los perfumes o aromas encendidos de las oraciones de los santos subió por la mano del ángel al acatamiento de Dios.


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