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Amós 7:2 - Biblia Torres Amat 1825

2 Y sucedió que al acabar la langosta de comerse esta hierba de los campos, dije yo: Te ruego, Señor Dios, que tengas misericordia: ¿quién restaurará a Jacob tan extenuado como está?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Y aconteció que cuando acabó de comer la hierba de la tierra, yo dije: Señor Jehová, perdona ahora; ¿quién levantará a Jacob? porque es pequeño.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 En mi visión las langostas se comieron todo lo verde que se veía. Entonces dije: —Oh Señor Soberano, por favor, perdónanos o no sobreviviremos, porque Israel es tan pequeño.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Al ver cómo pelaban los campos, intervine y dije: 'Por favor, Señor Yavé, perdona. Pues, ¿qué será de Jacob, que es tan pequeño?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y aconteció que cuando acababan de comer la hierba de la tierra, yo dije: ¡Oh Adonay YHVH, perdona, te ruego! ¿Cómo podrá resistir Jacob, siendo tan pequeño?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Cuando estaban terminando de comer la hierba de la tierra, dije: '¡Señor Yahveh! ¡Perdona, por favor! ¿Cómo subsistirá Jacob? ¡Es tan pequeño!'.

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Amós 7:2
20 Referans Kwoze  

Sálvame, Señor; porque ya no se halla un hombre de bien sobre la tierra; porque las verdades no se aprecian ya entre los hijos de los hombres.


Y cubrieron toda la faz de la tierra, talándolo todo. De manera que fue devorada la hierba del campo, y todos los frutos de los árboles, que había perdonado la piedra; y no quedó absolutamente cosa verde, ni en los árboles, ni en las hierbas de la tierra en todo Egipto.


dijo: Señor, si he hallado gracia en tus ojos, te suplico que vengas con nosotros (siendo como es este pueblo de dura cerviz), y perdones nuestras maldades y pecados, y tomes posesión de nosotros.


Fueron, pues, los ministros del rey Ezequías a encontrar a Isaías;


Doblados males son los que te han acontecido: ¿quién te compadecerá? Sobre ti ha venido la desolación y el exterminio, el hambre y la espada: ¿quién te consolará?


Aunque nuestras maldades dan testimonio contra nosotros, tú, ¡oh Señor!, míranos con piedad por amor de tu santo Nombre; pues nuestras rebeldías son muchas, y hemos pecado gravísimamente contra ti.


y dijeron al profeta Jeremías: Condesciende a nuestra súplica, y haz oración al Señor tu Dios por nosotros y por todos estos restos del pueblo, pues pocos hemos quedado de muchos que éramos, conforme estás viendo tú con tus ojos,


Y acaeció que mientras estaba yo vaticinando, cayó muerto Feltías, hijo de Banaías. Y yo me postré sobre mi rostro, gritando en alta voz, y diciendo: ¡Ay, ay, Señor Dios, ay! ¿Quieres acabar tú con los restos de Israel?


Y acabada la mortandad, quedé yo allí, y me postré sobre mi rostro, y levantando el grito, dije: ¡Ay, ay, Señor Dios! ¡Ay! ¿Por ventura destruirás todos los restos de Israel, derramando tu furor sobre Jerusalén ?


Escucha benigno, ¡oh Señor! Señor, aplácate, atiende, y ponte a obrar nuestra salvación, no lo difieras, ¡oh Dios mío!, por amor de ti mismo, pues la ciudad y tu pueblo llevan el Nombre tuyo.


Lloren entre el vestíbulo y el altar los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: ¡Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, y no abandones al oprobio la herencia tuya, entregándola al dominio de las naciones! Porque tendrán pretexto las gentes para decir: El Dios de ellos ¿dónde está?


Yo os afligí con viento abrasador y con plagas: La oruga devoró vuestras huertas, y vuestras viñas, y vuestros olivares, y de vuestros higuerales; y a pesar de eso no os convertisteis a mí, dice el Señor.


Y dije yo: Te ruego, Señor Dios, que te aplaques: ¿quién restaurará a Jacob , que está tan extenuado?


Porque ¿quién es el que hacía poco caso de los cortos progresos en los primeros días? Pues éste tal se alegrará y verá la piedra de plomo o la plomada en la mano de Zorobabel. Estos (las siete luces), son los siete ojos del Señor, que recorren toda la tierra.


Y se les encargó, no que los matasen, sino que los atormentasen por cinco meses; y el tormento que causan, es como el que causa el escorpión, cuando hiere a un hombre.


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