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Amós 5:15 - Biblia Torres Amat 1825

15 Aborreced el mal, y amad el bien, y restableced la justicia en el foro; y el Señor Dios de los ejércitos tendrá tal vez misericordia de los restos del linaje de José.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

15 Aborreced el mal, y amad el bien, y estableced la justicia en juicio; quizá Jehová Dios de los ejércitos tendrá piedad del remanente de José.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Odien lo malo y amen lo bueno; conviertan sus tribunales en verdaderas cortes de justicia. Quizás el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales todavía tenga compasión del remanente de su pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Aborrezcan el mal y amen el bien, impongan la justicia en sus tribunales, y quizá Yavé Sabaot se apiade del resto de José.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Aborreced el mal y amad el bien, Y afirmad la justicia en la puerta, Quizá YHVH ’Elohey Sebaot, Tenga compasión del remanente de José.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Odiad el mal y amad el bien, restableced la justicia en el tribunal. Quizá se compadezca Yahveh, el Dios Sebaot, del resto de José.

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Amós 5:15
42 Referans Kwoze  

Quizá el Señor se apiadará de mí, y me devolverá bienes por las maldiciones que este día he recibido.


Y le dijeron sus criados: Nosotros hemos oído decir que los reyes de la casa de Israel son clementes y piadosos; vistámonos, pues, de sacos con sogas al cuello, y presentémonos así al rey de Israel; que tal vez nos salvará las vidas.


A Joacaz no le había quedado de la gente de guerra más que cincuenta soldados de a caballo, y diez carros de guerra, y diez mil hombres de a pie; porque el rey de Siria los había pasado a cuchillo y deshecho como al polvo de la era en que se trilla.


En el reinado de Facee, rey de Israel vino Teglatfalasar, rey de Asur, y se apoderó de Ayrón, y de Abel-Casa de Maaca, y de Janoé, y de Cedes, y de Asor, y de Galaad, y de Galilea y de todo el país de Neftalí; y trasportó sus habitantes a la Asiria.


Mas el Señor Dios tuyo habrá sin duda oído todas las palabras de Rabsaces, enviado de su amo, el rey de los asirios, a ultrajar al Dios vivo, y a llenarlo de denuestos con las palabras que acaba de escuchar el Señor tu Dios; haz, pues oración por estos pocos israelitas que han quedado.


De tus mandamientos saqué gran caudal de ciencia; por eso aborrezco toda senda de iniquidad.


Huye del mal, y obra el bien; busca la paz, y empéñate en alcanzarla.


Estando en su lecho discurre cómo obrar la iniquidad; anda en todo género de malos pasos; no tiene horror a la maldad.


Huye, pues, del mal, y haz bien; y vivirás por los siglos de los siglos.


Escucha, ¡oh tú, pastor de Israel!, tú que apacientas el pueblo de José, como a ovejas. Tú que estás sentado sobre los querubines, manifiéstate,


¡Oh vosotros, los que amáis al Señor!, aborreced el mal. El Señor guarda las almas de sus santos; las librará de las manos del pecador.


Al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Habéis cometido un pecado enorme; subiré al Señor, a ver si puedo inclinarle de algún modo a que se apiade de vosotros.


Pero si esa nación hiciere penitencia de sus pecados, por los cuales pronuncié el decreto contra ella, me arrepentiré yo también del mal que pensé hacer contra ella.


Esto dice el Señor: Juzgad con rectitud y justicia, y librad de las manos del calumniador a los oprimidos por la violencia, y no aflijáis ni oprimáis inicuamente al forastero, ni al huérfano, ni a la viuda, y no derraméis sangre inocente en este lugar.


Porque esto dice el Señor: Regocijaos y haced fiestas por amor de Jacob , y prorrumpid en gritos de júbilo al frente de las naciones; resuenen vuestros cánticos, y decid: ¡Salva, Señor, al pueblo tuyo, salva las reliquias de Israel!


Esto dice el Señor Dios: Básteos ya esto, príncipes de Israel, dejad la iniquidad y las rapiñas; haced justicia y portaos con rectitud; separad vuestros términos de los de mi pueblo, dice el Señor Dios.


Y solicitó Daniel del rey que se encargasen los negocios de la provincia de Babilonia a Sidrac, Misac y Abdénago. Daniel estaba al lado del rey.


¿Quién sabe si se inclinará a piedad, y os perdonará, y os dejará gozar de la bendición, y el poder ofrecer sacrificios y libaciones al Señor Dios vuestro?


Aborrecieron los de la casa de Israel al que los amonestaba en los concursos públicos, y han abominado que les hablaba en mi Nombre la verdad.


sino que la venganza mía se derramará como agua, y la justicia cual torrente impetuoso.


Buscad al Señor, y tendréis vida, no sea que por desgracia arda como el fuego la casa de José, o Efraín, y devore a Betel sin que haya quien le apague.


¿Acaso pueden correr los caballos entre peñas, o se puede arar con indómitos búfalos? Vosotros habéis trocado en opresión el justo juicio, y en ajenjo el fruto de la justicia.


Se apiadó con esto el Señor, y dijo: No sucederá lo que temes.


Y se llegó a él el piloto, y le dijo: ¿Cómo te estás así durmiendo? Levántate e invoca a tu Dios, por si quiere acordarse de nosotros, y nos libra de la muerte.


¿Quién sabe si así cambiará el Señor su designio, y nos perdonará; y si se aplacará el furor de su ira, de suerte que no perezcamos?


Pero al fin, yo te reuniré todo junto, ¡oh Jacob !, yo recogeré en uno los restos de Israel, los pondré todos juntos como rebaño en un aprisco, como las ovejas en la majada; grande será el ruido que hagan sus gentes.


Y no obstante eso, vosotros aborrecéis el bien y amáis el mal; desolláis al pueblo y le quitáis la carne de encima de sus huesos.


Por esto el Señor los dejará hasta aquel tiempo en que parirá la que ha de parir al dominador; y entonces las reliquias de sus hermanos se reunirán con los hijos de Israel.


Buscad al Señor, todos vosotros, humildes de la tierra, vosotros que habéis guardado sus preceptos: Id en busca de la justicia o santidad, buscad la mansedumbre, por si podéis poneros a cubierto en el día de la ira del Señor.


Y vosotros cambiaréis entonces de parecer, y conoceréis la diferencia que hay entre el justo y el impío, y entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.


El amor sea sin fingimiento. Tened horror al mal, y aplicaos perennemente al bien,


De aquí es que me complazco en la ley de Dios según el hombre interior;


por cuanto la sabiduría de la carne es enemiga de Dios; como que no está sometida a la ley de Dios, ni es posible que lo esté, siendo contraria a ella.


Todos dan testimonio a favor de Demetrio, y lo da la verdad misma, y se lo damos igualmente nosotros; y bien sabes que nuestro testimonio es verdadero.


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