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Amós 4:6 - Biblia Torres Amat 1825

6 Por este motivo he hecho yo que estéis con los dientes afilados en todas vuestras ciudades, por falta de pan en todo vuestro país; y con todo vosotros no os habéis convertido a mí, dice el Señor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Os hice estar a diente limpio en todas vuestras ciudades, y hubo falta de pan en todos vuestros pueblos; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 «Hice que pasaran hambre en cada ciudad y que hubiera hambruna en cada pueblo, pero aun así, ustedes no se volvieron a mí», dice el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Yo dejé sus dientes limpios por no tener qué masticar e hice que faltara el pan en todas sus ciudades, pero ustedes no se han vuelto a mí, palabra de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Aunque os dejé con los dientes limpios° en todas vuestras ciudades, Y faltos de pan en todas vuestras aldeas, No os volvisteis a mí, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Os he hecho estar con dientes limpios en vuestras ciudades, faltos de pan en vuestros lugares. Pero no habéis vuelto a mí -oráculo de Yahveh-.

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Amós 4:6
31 Referans Kwoze  

Mas Elías de Tesbe, habitante de Galaad, dijo a Acab: Vive el Señor Dios de Israel, de quien yo soy siervo, que no ha de caer rocío ni lluvia en estos años, sino hasta que yo lo dijere.


Partió, pues, Elías a presentarse a Acab. Entretanto el hambre era extrema en Samaria.


Y Eliseo se volvió a Gálgala. Había por aquel tiempo hambre en el país; y los hijos de los profetas habitaban en su compañía. Por lo que dijo a uno de los sirvientes. Pon una olla grande, y cuece un potaje para los hijos de los profetas.


Habló Eliseo a la mujer sunamita, cuyo hijo había resucitado, y le dijo: Márchate con tu familia, y vete fuera de tu país a habitar donde te parezca mejor; porque Dios ha llamado el hambre, y ella se apoderará de la tierra de Israel por siete años.


Sobre todo esto, en el mismo tiempo de su angustia aumentó las ofensas contra el Señor; de suerte que el mismo rey Acaz


A nosotros, Señor, nos darás la paz, porque todas nuestras obras tú nos las hiciste por medio de nosotros.


del hombre esforzado y guerrero, del juez y del profeta, y del adivino, y del anciano;


porque el pueblo no se ha convertido hacia aquel que lo hiere, y no ha buscado al Señor de los ejércitos;


y el Señor destruirá en un solo día la cabeza y la cola a los que obedecen sumisos, como a los que gobiernan.


Si salgo al campo, yo no veo sino cadáveres de gente pasada a cuchillo; si entro en la ciudad, he aquí la población transida de hambre. Hasta los profetas y los sacerdotes son conducidos cautivos a un país desconocido.


Señor, tus ojos están mirando siempre la fidelidad o verdad; azotaste a estos perversos, y no les dolió; los moliste a golpes, y no han hecho caso de la corrección; endurecieron sus frentes más que un peñasco, y no han querido convertirse a ti.


Porque esto dice el Señor Dios: Si yo enviare contra Jerusalén los cuatro castigos peores, la espada, el hambre, las bestias feroces y la peste, a fin de acabar con los hombres y ganados,


He aquí que yo extendí mi mano sobre ti, y te quité tus cosas sagradas, y te abandoné al arbitrio de las hijas o ciudades de los filisteos que te aborrecen, y se avergüenzan de tu malvado proceder.


No volverán ya todos ellos a la tierra de Egipto; sino que el asirio será su rey, por cuanto no han querido convertirse.


Me marcharé y me volveré a mi habitación; hasta tanto que os halléis bien desfallecidos, y vengáis en busca de mí.


¿No habéis visto ya con vuestros ojos cómo han faltado de la casa de Dios todos los alimentos, y la alegría, y el regocijo?


Que si ni aun con eso quisiereis enmendaros, sino que prosiguiereis oponiéndoos a mí,


después que yo os hubiere quitado el apoyo del pan que es vuestro sustento; en tal extremo, que diez mujeres cocerán panes en un solo horno y darán a sus hijos el pan por onzas; y comeréis y nunca os saciaréis.


yo destruí con viento abrasador, y con plagas, y con pedrisco todas las labores de vuestras manos; y no hubo entre vosotros quien se convirtiese a mí, dice el Señor.


Echarás mucha simiente en la tierra y cogerás poco; porque las langostas lo devorarán todo.


Yo la voy a reducir a una cama; y los que adulteran con ella, se verán en grandísima aflicción si no hicieran penitencia de sus perversas obras.


En el tiempo que Israel era gobernado por jueces, sucedió bajo el gobierno de uno de éstos que hubo una gran hambre en aquella tierra. Por lo que un hombre, natural de Betlehem de Judá, se fue a morar en el país extranjero de la tierra de Moab con su mujer y dos hijos.


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