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2 Tesalonicenses 1:9 - Biblia Torres Amat 1825

9 cuando viniere a ser glorificado en sus santos y a ostentarse admirable en todos los que creyeron; pues que vosotros habéis creído nuestro testimonio acerca de aquel día.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Serán castigados con destrucción eterna, separados para siempre del Señor y de su glorioso poder.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Serán condenados a la perdición eterna, lejos del rostro del Señor y de su Gloria irresistible.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 los cuales pagarán la pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor, y de su glorioso poder;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Estos tales padecerán el castigo de la ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,

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2 Tesalonicenses 1:9
38 Referans Kwoze  

Y habiendo oído la voz del Señor Dios que se paseaba en el paraíso al tiempo que se levanta el aire después de mediodía, se escondió Adán con su mujer de la vista del Señor Dios en medio de los árboles del paraíso.


Salido, pues, Caín de la presencia del Señor, prófugo en la tierra, habitó en el país que está al oriente de Edén.


Estos son los que dijeron a Dios: Apártate de nosotros; que no queremos saber nada de tus mandamientos.


que decían a Dios: Apártate de nosotros, y juzgaban del Todopoderoso como si nada pudiese;


Me hiciste conocer las sendas de la vida; me colmarás de gozo con la vista de tu divino rostro; en tu diestra se hallan delicias eternas.


No me arrojes de tu presencia y no retires de mí tu santo espíritu.


Los mismos ídolos a quienes sacrificaron serán su mayor confusión; y os avergonzaréis de los jardines que habéis escogido,


Los ojos altaneros del hombre serán humillados, y la altivez de los grandes quedará abatida, y sólo el Señor será ensalzado aquel día.


Aquel día el hombre, aterrorizado, arrojará lejos de sí sus ídolos de plata y sus estatuas de oro, las imágenes de los topos y murciélagos, que se había hecho para adorarlas.


Cesad, pues, de irritar al hombre, que tiene el espíritu en las narices; porque él es el que ha sido considerado excelso o todopoderoso.


Aquel que anda por las sendas de la justicia y habla verdad, que aborrece las riquezas adquiridas con la calumnia o extorsión, y tiene limpias sus manos de todo cohecho; que tapa sus orejas para no prestar oídos a los sanguinarios, y cierra sus ojos por no ver lo malo.


Y saldrán a ver los cadáveres los que prevaricaron contra mí; cuyo gusano no muere nunca, y cuyo fuego jamás se apagará; y el verlos causará náusea a todo hombre.


Y la muchedumbre de aquellos que duermen o descansan en el polvo de la tierra, despertará; unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, la cual tendrán siempre delante de sí.


Ello es que el Hijo del hombre ha de venir revestido de la gloria de su Padre, acompañado de sus ángeles, a juzgar a los hombres; y entonces dará el pago a cada cual conforme a sus obras.


Entonces dijo el rey a sus ministros de justicia: Atado de pies y manos, arrojadle fuera a las tinieblas; donde no habrá sino llanto y crujir de dientes.


Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, a cuya vista todos los pueblos de la tierra prorrumpirán en llantos; y verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes resplandecientes del cielo con gran poder y majestad;


Al mismo tiempo dirá a los que estarán a la izquierda: Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno, que fue destinado para el diablo y sus ángeles.


Y en consecuencia, irán éstos al eterno suplicio, y los justos a la vida eterna.


En cuanto al Hijo del hombre, él se marcha, conforme está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado; mejor le fuera si no hubiese jamás nacido!


Mas entonces yo les contestaré: Jamás os he conocido, apartaos de mí, hacedores de iniquidad.


Y él os repetirá: No sé de dónde sois. Apartaos de mí todos vosotros, artífices de la maldad.


Le halló después Jesús en el templo, y le dijo: Bien ves cómo has quedado curado: No peques, pues, en adelante, para que no te suceda alguna cosa peor.


Dijo así: De Sinaí vino el Señor, y de Seir nos esclareció; resplandeció desde el monte Farán, y con él millares de santos. En su mano derecha traía la ley que nos dio desde en medio del fuego.


el paradero de los cuales es la perdición; cuyo Dios es el vientre, y que hacen gala de lo que es su desdoro y confusión, aferrados a las cosas terrenas.


Mas vosotros, hermanos, no vivís en las tinieblas del pecado, para que os sorprenda como ladrón aquel día;


a aquel inicuo que vendrá con el poder de Satanás, con toda suerte de milagros, de señales y de prodigios falsos,


el cual se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de todo pecado, purificarnos y hacer de nosotros un pueblo particularmente consagrado a su servicio y fervoroso en el bien obrar.


Pues bien conocemos quién es el que dijo: A mí está reservada la venganza, y yo soy el que la ha de tomar. Y también: El Señor ha de juzgar a su pueblo.


porque profiriendo discursos pomposos llenos de vanidad, atraen con el cebo de apetitos carnales de lujuria a los que poco antes habían huido de la compañía de los que profesan el error,


Pero vosotros, queridos míos, no debéis ignorar una cosa, y es que un día respecto de Dios es como mil años, y mil años como un día.


También profetizó de éstos Enoc, que es el séptimo a contar desde Adán, diciendo: Mirad que viene el Señor con millares de sus santos,


Después vi un gran solio reluciente, y a uno, esto es, a Jesucristo, sentado en él, a cuya vista desapareció la tierra, y el cielo, y no quedó nada de ellos.


Entonces, el infierno y la muerte fueron lanzados en el estanque de fuego. Esta es la muerte segunda, y eterna.


Mas en orden a los cobardes, e incrédulos, y execrables o desalmados, y homicidas, y deshonestos, y hechiceros, e idólatras, y a todos los embusteros, su suerte será en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda, y eterna.


Queden fuera los perros, y los hechiceros, y los deshonestos, y los homicidas, y los idólatras, y todo aquel que ama y practica la mentira.


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