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2 Samuel 24:16 - Biblia Torres Amat 1825

16 Y habiendo extendido el ángel del Señor su mano sobre Jerusalén para desolarla, el Señor se apiadó de su angustia, y dijo al ángel del Señor junto a la era de Areúna, jebuseo.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Sin embargo, cuando el ángel se disponía a destruir Jerusalén, el Señor desistió y le dijo al ángel de la muerte: «¡Detente! ¡Ya es suficiente!». En ese momento el ángel del Señor estaba junto al campo de trillar de Arauna el jebuseo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 El ángel exterminador extendió su mano hacia Jerusalén, pero Yavé se arrepintió del mal y dijo al ángel exterminador: '¡Detente! ¡Retira tu mano!' El ángel de Yavé estaba en ese momento cerca de la era de Arauna el jebuseo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Pero cuando el ángel° extendió su mano hacia Jerusalem para destruirla, YHVH se compadeció por esa desgracia, y dijo al ángel que estaba destruyendo al pueblo: ¡Basta ya! ¡Detén tu mano! Y el ángel de YHVH estaba junto a la era de Arauna, el jebuseo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Pero cuando el ángel iba a extender su mano contra Jerusalén para destruirla, se arrepintió Yahveh del mal y dijo al ángel que exterminaba al pueblo: '¡Basta ya! ¡Retira tu mano!'. El ángel de Yahveh estaba entonces junto a la era de Arauná, el jebuseo.

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2 Samuel 24:16
37 Referans Kwoze  

al jebuseo, al amorreo, al gergeseo,


le pesó de haber creado al hombre en la tierra. Y penetrado su corazón de un íntimo dolor,


Y aquel mismo día vino Gad a David y le dijo: Sube a la era de Areúna jebuseo, y levanta en ella un altar al Señor.


Para lo cual había ofrecido aquel día del asalto un premio al que batiese a los jebuseos, y ganando lo alto de los muros, arrojase de allí a los ciegos y a los cojos enemigos enconados de David; de donde se dice por refrán: Ni ciego ni cojo entrarán en el templo.


Y prosiguió su camino una jornada por el desierto; y habiendo llegado allá y sentándose debajo de un enebro pidió para su alma la separación del cuerpo, diciendo: Bástame ya, Señor, de vivir; llévate mi alma; pues no soy yo de mejor condición que mis padres.


En efecto, aquella noche vino el ángel del Señor, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. Y levantándose muy de mañana el rey de los asirios Sennaquerib, vio todos aquellos cuerpos muertos, y levantó el campo, y se marchó;


y al jebuseo, y al amorreo, y al gergeseo,


Dio, pues, Salomón principio a la construcción del templo del Señor en Jerusalén en el monte Moria, señalado expresamente ya a David, su padre, en el lugar que tenía David preparado en la era de Ornán, jebuseo;


Y envió el Señor un ángel, que mató a todos los hombres fuertes y belicosos, y al general del ejército de Sennaquerib, rey de los asirios; el cual se volvió a su tierra cubierto de ignominia. Y habiendo entrado en el templo de su dios, lo atravesaron con la espada sus propios hijos.


Porque el Señor hará justicia a su pueblo, y será propicio con sus siervos.


Sea su camino tenebroso y resbaladizo, y el ángel del Señor vaya persiguiéndolos;


El Señor es misericordioso, les perdonaba sus pecados, y no acababa del todo con ellos. Contuvo muchísimas veces su indignación, y no dio lugar a todo su enojo,


Vuélvete hacia nosotros, Señor. ¿Hasta cuándo te mostrarás airado? Sé tú compasivo para con tus siervos.


La sangre os servirá como señal en las casas donde estuviereis, pues yo veré la sangre y pasaré de largo, sin que os toque la plaga exterminadora, cuando yo heriré con ella la tierra de Egipto.


Porque ha de pasar el Señor hiriendo de muerte a los egipcios, y al ver la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará de largo la puerte de aquella casa; y no permitirá al ángel exterminador entrar en vuestras casas, ni haceros daño.


Con esto se aplacó el Señor, y dejó de ejecutar contra su pueblo el castigo que había dicho.


Rogad al Señor que cesen esos terribles truenos y pedrisco, para que yo os deje ir, y de ninguna manera os detengáis aquí más tiempo.


Y así con esto será perdonada su iniquidad a la casa de Jacob ; y ése será todo su fruto, que sea borrado su pecado, después que Dios haya hecho que todas las piedras del altar, o templo de Jerusalén , queden como piedras de cal desmenuzadas; y que sean arrasados los bosques y templos profanos.


Que no para siempre he de ejercer la venganza, ni conservar hasta el fin mi enojo; pues de mi boca salió el espíritu, y creé yo las almas.


¿Fue por ventura Miqueas condenado a muerte por Ezequías , rey de Judá, y todo su pueblo? Al contrario ¿no temieron ellos al Señor e imploraron su clemencia, y el Señor se arrepintió o desistió de enviarles el castigo con que les había amenazado? Luego nosotros cometeríamos un gran pecado en daño de nuestras almas.


Si permaneciereis quietos en esta tierra, yo os restauraré, y no os destruiré; os plantaré, y no os arrancaré; porque yo estoy aplacado con el castigo que os he enviado.


Se apiadó con esto el Señor, y dijo: No sucederá lo que temes.


Se apiadó con esto el Señor Dios, y dijo: Y tampoco será esta vez su ruina.


Sí, en medio de los años la harás patente, te acordarás de la misericordia tuya, cuando te hayas irritado.


Y quitaré de su boca la sangre, y de entre sus dientes las abominaciones idolátricas; y quedarán también ellos sujetos a nuestro Dios, y serán como los vecinos de una ciudad principal en Judá, y el habitante de Accarón será como el jebuseo.


Al fin vino tercera vez, y les dijo: Ea, dormid y reposad... Pero basta ya, la hora es llegada. Y ved aquí que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.


Mas en aquel mismo instante le hirió un ángel del Señor, por no haber dado a Dios la gloria; y roído de gusanos, expiró.


Ni tampoco murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y fueron muertos por el ángel exterminador.


Le basta a él esa corrección, hecha por muchos de los hermanos, esto es, por vuestra Iglesia.


Pero a los jebuseos que habitaban en Jerusalén , no pudieron exterminarlos los hijos de Judá; y así el jebuseo prosiguió habitando en Jerusalén , con los hijos de Judá, hasta el presente.


La casa de José marchó también contra Betel, y estuvo el Señor con ellos.


Ya estaba cerca de Jebús, y se acababa el día: por lo que le dijo su criado: Ven por tu vida, torzamos el camino hacia la ciudad de los jebuseos, y paremos en ella.


Pésame de haber hecho rey a Saúl, porque me ha abandonado y no ha ejecutado mis órdenes. De lo que contristado Samuel, estuvo toda la noche clamando al Señor.


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