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2 Reyes 25:4 - Biblia Torres Amat 1825

4 Al cabo quedó abierta una brecha en la ciudad; y toda la gente de guerra huyó de noche por el camino de la puerta, que está entre los dos muros, junto al jardín del rey, mientras los caldeos estrechaban el cerco de la ciudad. Huyó, pues, Sedecías por el camino que va a las llanuras del desierto.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Abierta ya una brecha en el muro de la ciudad, huyeron de noche todos los hombres de guerra por el camino de la puerta que estaba entre los dos muros, junto a los huertos del rey, estando los caldeos alrededor de la ciudad; y el rey se fue por el camino del Arabá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces abrieron una brecha en la muralla de la ciudad. Como la ciudad estaba rodeada por los babilonios, los soldados esperaron hasta la caída del sol y escaparon por la puerta que está entre las dos murallas detrás del jardín real. Entonces se dirigieron al valle del Jordán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Abrieron entonces un boquete en el muro y, de noche, huyeron todos los soldados por la Puerta-entre-las dos-murallas que da al jardín del rey, y tomaron el camino del desierto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y abierta ya una brecha° en la ciudad, mientras los caldeos tenían la ciudad cercada en derredor, todos los hombres de guerra huyeron de noche por el camino del portón, entre los dos muros, que estaba junto al jardín del rey, y se° fue camino del Arabá.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Los de la ciudad abrieron una brecha y todos los hombres de guerra huyeron de noche por el camino de la puerta que había entre los dos muros del jardín real, y aunque los caldeos tenían cercada la ciudad, se fueron por el camino de la estepa.

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2 Reyes 25:4
26 Referans Kwoze  

Mas el ejército de los caldeos fue persiguiéndolo, y lo alcanzó en la llanura de Jericó , y todos los soldados que lo acompañaban fueron dispersados, y lo abandonaron.


Al mismo tiempo reparó con gran diligencia todas las partes del muro que estaban ya arruinadas, y construyó torres encima y otro muro exterior; y restauró la fortaleza de Mello en la ciudad de David o monte Sión, e hizo provisión de todo género de armas y escudos.


La puerta de la Fuente la construyó Sellum, hijo de Coloza, prefecto del cuartel de Masfa; él la concluyó y puso sus arquitrabes, y asentó las puertas y cerrojos, y barras, y reedificó la muralla desde la piscina de Siloé hasta el huerto del rey, y hasta la gradería por la cual se4 baja de la ciudad de David.


Y el Señor Dios de los ejércitos os llamará aquel día a llanto y a gemidos, y a raer la cabeza, y a vestiros de saco.


Por eso dije: Apartaos de mí; yo lloraré amargamente; no os empeñéis en consolarme en la desolación de la hija de mi pueblo;


y Sedecías, rey de Judá, no escapará de las manos de los caldeos, sino que caerá en poder del rey de Babilonia, y hablará con él boca a boca, y le verá con sus mismos ojos;


Y tú no escaparás de sus manos, sino que infaliblemente serás cogido y entregado en ellas, y tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y hablarás con él cara a cara, y entrarás en Babilonia.


Pero si no vas a encontrar a los príncipes del rey de Babilonia, será entregada la ciudad en poder de los caldeos, los cuales la abrasarán, y tú no escaparás de sus manos.


Se estarán día y noche alrededor de ella como los guardas en las heredades; porque me ha provocado a ira, dice el Señor.


Al ruido de la caballería y de los arqueros echó a huir toda la ciudad; corrieron a esconderse entre los riscos, se subieron a los peñascos; fueron desamparadas todas las ciudades, sin que quedase en ellas un solo habitante.


Esto dice el Señor: He aquí que yo entregaré al faraón Efre, o Vafres, rey de Egipto, en poder de sus enemigos, en manos de aquellos que buscan su perdición, así como entregué a Sedecías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, enemigo suyo, que buscaba cómo perderlo.


Escalad, ¡oh pueblos de Caldea!, sus muros, y derribadlos; mas no acabéis del todo con ella; quitadle los sarmientos, porque no son del Señor;


Emigró y se dispersó Judá, por verse oprimida con muchas maneras de esclavitud; fijó su habitación entre las naciones; mas no halló reposo; la estrecharon por todas partes todos sus perseguidores.


Ha perdido la hija de Sión toda su hermosura; sus príncipes han venido a ser como carneros descarriados que no hallan pastos, y han marchado desfallecidos delante del perseguidor que los conduce.


Y el jefe que está en medio de ellos, llevado será en hombros, saldrá de noche; horadarán la pared para sacarlo fuera; su cara será cubierta para que no vea la tierra.


Y a todos los que están alrededor suyo, a su guardia y a sus tropas los dispersaré por los cuatro ángulos de la tierra, y haré que la espada del enemigo los vaya persiguiendo.


De día, pues, y a vista de ellos sacarás fuera tu equipaje, como quien se muda a otro país; pero tú partirás al caer la tarde, a la vista de ellos, como uno que va a vivir a otra tierra.


En el año duodécimo de nuestra transportación al cautiverio, el día cinco del décimo mes, vino a mí uno que había huido de Jerusalén , el cual me dijo: Ha sido asolada la ciudad.


Os dirigiré una mirada con rostro airado, y caeréis a los pies de vuestros enemigos, y quedaréis sujetos a los que os aborrecen: os entregaréis a la fuga sin que nadie os persiga.


Y a los que de vosotros quedaren, infundiré espanto en sus corazones en medio de los países enemigos; se estremecerán al ruido de una hoja volante, huyendo de ella como de una espada; caerán sin que nadie los persiga;


Ello dice el Señor de los ejércitos: El ayuno del mes cuarto, y el ayuno del mes quinto, y el ayuno del mes séptimo, y el ayuno del mes décimo, se convertirán para la casa de Judá en días de gozo y de alegría, y en festividades solemnes; sólo con que vosotros améis la verdad y la paz.


El Señor te hará caer postrado a los pies de tus enemigos. Por un camino irás a pelear contra ellos, y no hallarás bastantes sendas por donde huir; y serás dispersado por todos los reinos de la tierra.


¿Cómo podría jamás suceder lo que ahora, que un solo enemigo persiguiera a mil hebreos, y que dos hiciesen huir a diez mil? ¿No es esto porque su Dios los ha vendido, y los ha entregado el Señor?.


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