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2 Reyes 22:11 - Biblia Torres Amat 1825

11 quien al oír las palabras del libro de la ley del Señor, rasgó sus vestiduras;

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Cuando el rey oyó lo que estaba escrito en el libro de la ley, rasgó su ropa en señal de desesperación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Cuando el rey oyó las palabras del libro, rasgó su ropa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y aconteció que cuando el rey escuchó las palabras del Rollo de la Ley, rasgó sus vestidos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestiduras

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2 Reyes 22:11
12 Referans Kwoze  

Y rasgándose los vestidos, se vistió de cilicio, llorando por mucho tiempo a su hijo.


El secretario Safán dijo además al rey: El sumo sacerdote Helcías me ha dado este libro. Y leyó Safán en presencia del rey;


y se ha atemorizado tu corazón, y te has humillado delante del Señor, oídas las amenazas contra este lugar y sus moradores, es a saber, que vendrían a ser objeto de pasmo y execración; y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia; yo también te he escuchado, dice el Señor.


y oído éste las palabras de la ley, rasgó sus vestiduras;


Traspasa con tu santo temor mis carnes, pues tus juicios me han llenado de espanto.


Estas cosas todas las hizo mi mano y todas ellas son obra mía, dice el Señor. ¿Y en quién pondré yo mis ojos, sino en el pobrecito y contrito de corazón, y que oye con respetuoso temor mis palabras?


Así que oyeron todas aquellas palabras, quedaron atónitos, mirándose unos a otros; y dijeron a Baruc: Es preciso que demos parte al rey de todo esto.


Y así ni el rey, ni ninguno de sus cortesanos que oyeron todas estas palabras o amenazas, temieron por esto, ni rasgaron sus vestiduras en señal de dolor.


Y rasgad vuestros corazones, y no vuestros vestidos; y convertíos al Señor Dios vuestro, puesto que el Señor es benigno y misericordioso, y paciente, y de mucha clemencia, e inclinado a suspender el castigo.


Esto dice el Señor: Después de tres, cuatro y más maldades de Judá, ya no la convertiré, por cuanto ha desechado la ley del Señor, y no ha observado sus mandamientos; pues le han seducido sus ídolos, en pos de los cuales anduvieron sus padres.


Entonces Josué rasgó sus vestidos, y estuvo postrado pecho por tierra delante del Arca del Señor hasta la tarde, así él como todos los ancianos de Israel y cubrieron de cenizas sus cabezas.


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