5 Mas el Señor castigó al rey; el cual estuvo leproso hasta el día de su muerte, y habitó separado en una casa aislada. Mientras tanto Joatam, hijo del rey, gobernaba el palacio, y administraba justicia al pueblo de aquella tierra.
5 Mas Jehová hirió al rey con lepra, y estuvo leproso hasta el día de su muerte, y habitó en casa separada, y Jotam hijo del rey tenía el cargo del palacio, gobernando al pueblo.
5 El Señor hirió al rey con lepra, enfermedad que le duró hasta el día de su muerte; y vivió aislado en una casa aparte. Su hijo Jotam quedó encargado del palacio real y él gobernaba a los habitantes del reino.
5 Yavé castigó al rey, quien fue leproso hasta su muerte y tuvo que vivir en una casa aislada; Yotam, el hijo del rey, era el administrador del palacio y gobernaba a la población del país.
5 Y YHVH hirió al rey, y fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó en una casa aislada. Y Jotam, el hijo del rey, estuvo sobre la casa, gobernando al pueblo de la tierra.
5 Yahveh hirió al rey, que quedó leproso hasta el día de su muerte y residió en una casa aislada. Mientras, Jotán, hijo del rey, estaba al frente del palacio y administraba justicia a la gente del país.
Caiga su sangre sobre la cabeza de Joab y sobre toda la casa de su padre; no falte jamás de la casa de Joab un flujo vergonzoso que los vuelva estériles, como ni tampoco leprosos, y hombres que lleven rueca en vez de espada, y haya siempre quienes mueran a cuchillo, y gentes que vayan mendigando el pan.
Se divulgó por todo Israel la sentencia dada por el rey, y se llenaron todos de un respetuoso temor hacia él, viendo que le asistía la sabiduría de Dios para administrar justicia.
Da, pues, a tu siervo un corazón dócil para que sepa hacer justicia, y discernir entre lo bueno y lo malo; porque si no, ¿quién será capaz de gobernar este pueblo, este pueblo tuyo tan numeroso?
Pero también la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. En efecto, salió Giezi de su presencia cubierto de lepra blanca como nieve.
Había cuatro hombres leprosos cerca de la entrada de la puerta de la ciudad, los cuales se dijeron unos a otros: ¿Para qué queremos estar aquí hasta morir?
que no repara en que sean príncipes ni hace caso de que sean tiranos o poderosos, cuando pleitean contra el pobre; porque todos igualmente son hechura de sus manos.
Palabras del Señor, dichas a Oseas, hijo de Beeri, en el tiempo de Ozías, de Joatán, de Acaz, de Ezequías , reyes de Judá, y en los días de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel.
Se apartó también la nube que estaba sobre el Tabernáculo; y he aquí que María de repente se vio cubierta de lepra blanca como la nieve. Y como Aarón la mirase y viese toda cubierta de lepra,
Respondió el Señor: ¿Si su padre le hubiere escupido en la cara, acaso no debiera siete días por lo menos estar sonrojada? Que esté separada siete días fuera del campamento y después se la hará volver.
Guárdate bien de incurrir o de merecer la plaga o azote de la lepra; a cuyo fin has de hacer todo lo que te enseñaren los sacerdotes del linaje de Leví, conforme a lo que les tengo mandado, y ejecútalo puntualmente.