19 Entonces Tiglat-pileser, rey de Asiria, invadió la nación; pero Manahem le pagó treinta y cuatro toneladas de plata con el fin de obtener su apoyo para afianzar su soberanía real.
19 Y Pul, rey de Asiria, fue contra el país, y Manahem dio a Pul mil talentos de plata para que su mano estuviera a favor de él, a fin de confirmar el reino en su mano.
19 Pul, rey de Asiria, invadió el país, y Menajén le entregó mil talentos de plata para que le ayudara y así pudiera él afianzar el trono en sus manos.
Por cuya razón Joás, rey de Judá, tomó todas las ofrendas sagradas que habían ofrecido Josafat, y Joram, y Ocozías, reyes de Judá sus mayores, y las que él mismo había ofrecido, y toda la plata que se pudo hallar en los tesoros del templo del Señor, y en el palacio real, y lo envió al rey de Siria Hazael, que con eso se retiró de Jerusalén .
e hizo lo que era malo delante del Señor. No se apartó de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel todo el tiempo de su reinado.
E hizo pagar Manahem este dinero a todos los poderosos y ricos de Israel, a razón de cincuenta siclos de plata por cabeza, para darlo al rey de los asirios. Con eso el rey de los asirios se retiró y no se detuvo en el país.
En el reinado de Facee, rey de Israel vino Teglatfalasar, rey de Asur, y se apoderó de Ayrón, y de Abel-Casa de Maaca, y de Janoé, y de Cedes, y de Asor, y de Galaad, y de Galilea y de todo el país de Neftalí; y trasportó sus habitantes a la Asiria.
Y habiendo recogido cuanta plata y oro pudo hallarse en la casa del Señor y en los tesoros del rey, se lo remitió como un presente al rey de los asirios;
y entonces fue cuando Ezequías mandó arrancar de las puertas del templo del Señor las planchas de oro con que él mismo las había guarnecido y las dio al rey de los asirios.
Ahora pues, oh Dios nuestro, Dios grande, fuerte y terrible, que guardas el pacto y la misericordia, no apartes los ojos, compadécete de todos los trabajos que han llovido sobre nosotros, sobre nuestros reyes, y nuestros príncipes, y nuestros sacerdotes, y nuestros profetas, y nuestros padres, y sobre tu pueblo todo, desde el tiempo del rey de Asiria, que nos llevó cautivos, hasta el día de hoy.
Esto dice el Señor: Maldito sea el hombre que confía en otro hombre, y no en Dios, y se apoya en un brazo de carne miserable, y aparta del Señor su corazón.
Israel es una grey descarriada, los leones la dispersaron. El primero a devorarla fue el rey de Asur; el último ha sido Nabucodonosor, rey de Babilonia, que ha acabado hasta con sus huesos.
Pues el becerro fue transportado a Asiria, y sirvió de donativo o presente al rey que habían tomado por defensor, cubierto de ignominia quedará Efraín; Israel será afrentado por sus antojos.
Sintió Efraín su falta de fuerzas, y Judá sus cadenas; y Efraín recurrió al asirio, y Judá llamó a un rey en su defensa; mas éste no podrá daros la salud, ni podrá libraros de las cadenas.