Del mismo modo para los arrejaques o tridentes, y las palanganas, y los incensarios de oro purísimo, y para los leoncillos o navetas de oro, según sus tamaños, destinó el peso del oro para uno y otro leoncillo o naveta. Y de la misma manera para los leoncillos o navetas de plata destinó y separó una cantidad proporcionada de plata.
Oyendo Asá las palabras y profecía de Azarías, hijo de Oded profeta, cobró aliento, y quitó los ídolos de todo el país de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que habían conquistado en la montaña de Efraín; y dedicó o restableció el altar del Señor, que estaba colocado ante el pórtico del templo del Señor.
Y a cargo del príncipe estará proveer para los holocaustos, para los sacrificios y para las libaciones en los días solemnes, y en las calendas, y en los sábados, y en todas las festividades de la casa de Israel, él ofrecerá el sacrificio por el pecado, y el holocausto, y las víctimas pacíficas para la expiación de la familia de Israel.
Y me introdujo en el atrio interior del templo del Señor, y he aquí que vi en la puerta del templo del Señor, entre el vestíbulo y el altar, como unos veinticinco hombres que tenían sus espaldas vueltas al templo del Señor, y las caras hacia el oriente, adorando al sol que nacía.
Lloren entre el vestíbulo y el altar los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: ¡Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, y no abandones al oprobio la herencia tuya, entregándola al dominio de las naciones! Porque tendrán pretexto las gentes para decir: El Dios de ellos ¿dónde está?