2 Corintios 10:4 - Biblia Torres Amat 1825

⁴ Pues las armas con que combatimos no son carnales, sino que son poderosísimas en Dios para derrocar fortalezas, destruyendo nosotros con ellas los proyectos o raciocinios humanos,

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

⁴ porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁴ Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁴ Nuestras armas no son las humanas, pero tienen la fuerza de Dios para destruir fortalezas: todos esos argumentos

La Biblia Textual 3a Edicion

⁴ Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para destrucción de fortalezas;

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁴ Las armas de mi combate no son carnales, sino que tienen poder divino para derribar fortalezas: derribamos sofismas

2 Corintios 10:4 Referans Kwoze

Salmos 110:2

De Sión hará salir el Señor el cetro de tu poder; domina tú en medio de tus enemigos.

Isaías 30:25

La luz de la luna será la luz del sol, y la del sol será siete veces mayor que sería la luz reunida de siete días; aquel día en que el Señor haya vendado la herida de su pueblo, y sanado la abierta llaga.

Jeremías 1:10

he aquí que hoy te doy autoridad sobre las naciones y sobre los reinos para comunicarles que les voy a desarraigar, y destruir, y arrasar, y disipar; y a edificar y plantar otros.

Jeremías 23:29

¿No es así que mis palabras son como fuego, dice el Señor, y como martillo que quebranta las peñas?

Hechos 7:22

Se le instruyó en todas las ciencias de los egipcios, y llegó a ser varón poderoso, tanto en palabras como en obras.

Romanos 13:12

La noche está ya muy avanzada, y va a llegar el día de la eternidad. Dejemos, pues, las sobras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz.

Romanos 6:13

Ni tampoco abandonéis más vuestro cuerpo al pecado para servir de instrumentos a la iniquidad; sino antes bien entregaos todos a Dios, como resucitados de muerte a vida, y ofreced a Dios vuestros cuerpos para servir de instrumentos a la justicia o virtud.

1 Corintios 2:5

para que vuestra fe no se funda en saber de hombres, sino en el poder de Dios.

1 Corintios 9:7

¿Quién milita jamás a sus expensas? ¿Quién planta una viña, y no come de su fruto? ¿Quién apacienta un rebaño, y no se alimenta de la leche del ganado?

2 Corintios 10:8

Porque, aun cuando yo me gloriase un poco más de la potestad que el Señor nos dio para vuestra edificación, y no para vuestra ruina, no tendré de qué avergonzarme;

2 Corintios 13:10

Por tanto, os escribo estas cosas estando ausente a fin de que presente no haya de proceder con rigor, usando de la potestad que Dios me ha dado, la cual es para la edificación y no para ruina o destrucción.

2 Corintios 3:5

no porque seamos suficientes o capaces por nosotros mismos para concebir algún buen pensamiento, como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia o capacidad viene de Dios.

2 Corintios 4:7

Mas este tesoro lo llevamos en vasos de barro, frágil y quebradizo; para que se reconozca que la grandeza del poder que se ve en nosotros es de Dios y no nuestra.

2 Corintios 6:7

con palabras de verdad, con fortaleza de Dios, con las armas de la justicia para combatir a la diestra y a la siniestra,

1 Tesalonicenses 5:8

porque no nos ha puesto Dios para blanco de venganza, sino para hacernos adquirir la salud por nuestro Señor Jesucristo,

1 Timoteo 1:18

manteniendo la fe y la buena conciencia; la cual por haber desechado de sí algunos, vinieron a naufragar en la fe.

2 Timoteo 2:3

Alguien que se ha alistado en la milicia de Dios no debe embarazarse con negocios del siglo, a fin de agradar a aquel que le alistó y escogió por soldado.

Hebreos 11:30

Por la fe Rahab, que era, o había sido, una ramera no pereció con los demás ciudadanos incrédulos, dando en su posada acogida segura a los exploradores que envió Josué.

Josué 6:20

Levantando, pues, el grito todo el pueblo, y resonando las trompetas, luego que la voz y el estruendo de ellas penetró los oídos del gentío, de repente cayeron las murallas y subió cada cual por la parte que tenía delante de sí; y se apoderaron de la ciudad,