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1 Samuel 31:4 - Biblia Torres Amat 1825

4 Dijo entonces Saúl a su escudero: Desenvaina tu espada, y quítame la vida; para que no lleguen estos incircuncisos y me maten, mofándose de mí. Mas su escudero no quiso hacerlo, sobrecogido de un sumo terror. Con esto Saúl desenvainó su espada, y se arrojó sobre ella.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Con gemidos, Saúl le dijo a su escudero: «Toma tu espada y mátame antes de que estos filisteos paganos lleguen para atravesarme, burlarse de mí y torturarme». Pero su escudero tenía miedo y no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó su propia espada y se echó sobre ella.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Entonces Saúl dijo a su escudero: 'Toma tu espada y mátame, no sea que vengan esos incircuncisos a matarme y ultrajarme'. Su escudero no quería hacerlo porque tenía miedo; entonces Saúl tomó su espada y se dejó caer sobre ella.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Entonces Saúl dijo a su escudero: ¡Saca tu espada y traspásame con ella!, no sea que vengan estos incircuncisos y me traspasen, y hagan escarnio de mí. Pero su escudero no quiso, pues tenía gran temor. Entonces Saúl tomó la espada y se echó sobre ella.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Dijo entonces a su escudero: 'Desenvaina tu espada y atraviésame con ella, no sea que lleguen esos incircuncisos y me atraviesen y hagan escarnio de mí'. Pero no quiso acceder su escudero, por el gran temor que sentía. Saúl tomó entonces su propia espada y se dejó caer sobre ella.

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1 Samuel 31:4
19 Referans Kwoze  

Muerto Saúl, hacía ya dos días que David se hallaba en Siceleg, de vuelta de la derrota de los amalecitas,


Le replicó David: Pues, ¿cómo has osado levantar tu mano para matar a un ungido del Señor?


¡Ah! No sea contada en Get esta nueva; no sea contada en las plazas de Ascalón; para que no hagan fiestas por ellas las hijas de los filisteos, para que no salten de gozo las hijas de los incircuncisos.


Le respondió aquel mozo: Llegué yo casualmente al monte Gelboé, al tiempo que Saúl se había arrojado sobre la punta de su lanza; y cuando ya los carros de guerra y la caballería del enemigo se le acercaban,


Mientras tanto Aquitofel, viendo que no se había seguido su consejo aparejó su asno, montó, y se fue a su casa de Gilo, su patria; y dispuestos los negocios de su familia, se ahorcó; y fue sepultado en el sepulcro de su padre.


Entonces David fue y tomó los huesos de Saúl y de Jonatás, su hijo, recibiéndolos de los ciudadanos de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Betsán, donde los colgaron los filisteos cuando mataron a Saúl en Gelboé,


Y viendo Zambri que la ciudad iba a ser tomada, entró en el palacio, y se abrasó junto con la casa real, y murió


El resto de las acciones de Amri y las guerras que tuvo ¿no está todo escrito en el Libro de los Anales de los Reyes de Israel?


Por lo que dijo Saúl a su escudero: Desenvaina tu espada, y mátame, para que no vengan estos incircuncisos y hagan escarnio de mí. Mas el escudero, sobrecogido de temor y respeto, no quiso hacerlo. Entonces Saúl arrancó su espada, y se arrojó sobre ella.


Le dijeron su padre y su madre: Pues qué, ¿no hay mujeres entre las hijas de tus hermanos, y en todo nuestro pueblo, que quieres tomar esposa de la nación filistea, gente incircuncisa? Dijo Sansón a su padre: Pide ésta para esposa mía: pues me ha caído en gracia.


Entonces Abimelec, llamando a toda prisa a su escudero, le dijo: Saca tu espada, y mátame; porque no se diga que fui muerto por una mujer. El escudero, ejecutando el mandato, lo acabó de matar.


Dijo, pues, Jonatás al joven escudero: Ven, y pasemos al apostadero de estos incircuncisos; quizá el Señor combatirá por nosotros, y venceremos; porque le es igualmente fácil a Dios el dar la victoria con mucha que con poca gente.


Preguntó David a los que tenía cerca de sí: ¿Qué es lo que darán al que matare a ese filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque a la verdad, ¿quién es ese filisteo incircunciso para que insulte así impunemente a los escuadrones del Dios vivo?


Así es como yo, siervo tuyo, maté tanto al león como al oso; y lo propio haré con ese filisteo incircunciso. Iré, pues, contra él ahora mismo, y quitaré el oprobio de nuestro pueblo; porque, ¿quién es ese filisteo incircunciso, que ha tenido la osadía de maldecir al ejército del Dios vi-vo?


Y añadió: Vive Dios que a no ser que el Señor lo mate, o llegue el día de su muerte natural, o perezca en alguna batalla, no morirá;


Al ver el escudero muerto a Saúl, se echó el mismo también sobre su espada, y murió junto con él.


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