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1 Samuel 30:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 Y, revestido de él Abiatar, consultó David al Señor, diciendo: ¿Perseguiré a estos salteadores, y los alcanzaré, o no? Respondió el Señor: Persíguelos; porque sin duda los alcanzarás, y les quitarás el botín.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 y David le preguntó al Señor: —¿Debo perseguir a esta banda de saqueadores? ¿Los atraparé? Y el Señor le dijo: —Sí, persíguelos. Recuperarás todo lo que te han quitado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 David consultó a Yavé: 'Tengo que perseguir a esa banda? ¿La alcanzaré?' La respuesta fue: 'Persíguelos, los alcanzarás y librarás a los cautivos'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y David consultó a YHVH, preguntándole: ¿Perseguiré a esta banda? ¿Los podré alcanzar? Y Él le respondió: Persíguelos porque de seguro la alcanzarás, y sin duda los rescatarás.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Consultó David a Yahveh diciendo: '¿Salgo en persecución de esta horda? ¿Le daré alcance?'. Respondióle Yahveh: 'Persíguela; que ciertamente les darás alcance y rescatarás a los cautivos'.

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1 Samuel 30:8
21 Referans Kwoze  

Con lo que recobró toda la riqueza, y a su hermano Lot con sus bienes, y también a las mujeres y demás gente.


Y David consultó al Señor, diciendo: ¿Será bien que yo acometa a los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos? Ve, respondió el Señor, que en tus manos los pondré infaliblemente.


Consultó David al Señor, diciendo: ¿Acometeré a los filisteos, y los entregarás tú en mis manos? Le respondió el Señor: No los acometas de frente, sino da la vuelta por sus espaldas, y embístelos por enfrente de los perales.


e invócame en el día de la tribulación: Yo te libraré, y tú me honrarás con tus alabanzas.


Clamará a mí, y lo oiré benigno. Con él estoy en la tribulación; lo pondré a salvo, y lo llenaré de gloria.


Iré tras ellos, había dicho el enemigo, y los alcanzaré; partiré los despojos, y se hartará mi alma; desenvainaré mi espada, y los matará mi mano.


A petición suya consultará el sumo sacerdote Eleazar al Señor sobre los negocios que ocurrieren. Según lo que dijere Eleazar, así obrará Josué, como igualmente todos los hijos de Israel y la demás gente.


Los cuales saliendo a campaña, vinieron a la casa de Dios, esto es a Silo, donde consultaron al Señor, y dijeron: ¿Quién será en nuestro ejército el caudillo para pelear contra los hijos de Benjamín? Les espondió el Señor: Sea la tribu de Judá vuestro caudillo.


Pero acudieron primero humildes al Señor, y lloraron delante de él hasta la noche, y le consultaron, diciendo: ¿Debemos salir otra vez a pelear contra los hijos de Benjamín, nuestros hermanos, o no? Les respondió el Señor: Marchad contra ellos y dad la batalla.


y Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, presidía en el santuario. Consultaron, pues, al Señor, y le dijeron: ¿Debemos todavía proseguir la guerra contra los hijos de Benjamín, nuestros hermanos, o cesar de ella? Les respondió el Señor: Salid, que mañana los entregaré en vuestras manos.


Cuando Gedeón, después de la derrota de Madián, llegó al Jordán, lo vadeó con los trescientos hombres que tenía consigo; los cuales por el cansancio no podían perseguir a los fugitivos.


Con esto consultaron al Señor para saber si comparecería allí Saúl. A lo que respondió el Señor: A estas horas está escondido en su casa.


Y consultó Saúl al Señor, diciendo: ¿Perseguiré a los filisteos? ¿Los entregarás en las manos de Israel? Y no le dio el Señor respuesta aquel día.


Después de esto avisaron a David, diciendo: Mira que los filisteos están sitiando a Ceila, y saquean las eras o mieses del país.


Pero las gentes que tenía David consigo, le dijeron: Ya ves que nosotros aun aquí en medio de la Judea no estamos sin miedo; ¿cuánto más si fuéremos a Ceila contra los batallones de los filisteos?


Consultó, pues, al Señor; mas no le respondió, ni por sueños, ni por los sacerdotes, ni por los profetas.


De esta manera recobró David todo cuanto le habían pillado los amalecitas, y libertó a sus dos esposas.


Ninguna cosa se perdió; desde el más chico hasta el más grande, tanto hijos como hijas, los despojos, y en fin cuanto habían quitado, otro tanto recuperó David.


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