3 y Samuel durmiendo junto a él en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios, he aquí que el Señor, antes que fuese apagada la lámpara de Dios o candelero de oro,
y los que ofrecen holocaustos al Señor cada día, mañana y tarde, y perfumes preparados según lo prescrito en la ley, y ponen los panes encima de la mesa limpísima; y está en nuestro poder el candelero de oro con sus mecheros, que se encienden siempre a la tarde; en suma, nosotros observamos los mandamientos del Señor Dios nuestro; a quien vosotros habéis abandonado.
Una sola cosa he pedido al Señor, ésta solicitaré; y es que yo pueda vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida; para contemplar las delicias del Señor, frecuentando su templo.
Además Fenenna, su rival, la mortificaba también y angustiaba en gran manera, en tanto grado, que la echaba en rostro el que el Señor la había hecho estéril.
Y después de haber comido y bebido en Silo, se levantó Ana, y estando el sumo sacerdote Helí sentado en su silla, o audiencia, delante de la puerta del templo o Tabernáculo del Señor,