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1 Samuel 3:17 - Biblia Torres Amat 1825

17 Y le preguntó Helí: ¿Qué es lo que te ha dicho el Señor? Te ruego no encubras nada; el Señor te castigue severamente si me ocultares alguna cosa de cuanto se te ha dicho.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Y Elí dijo: ¿Qué es la palabra que te habló? Te ruego que no me la encubras; así te haga Dios y aun te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 —¿Qué te dijo el Señor? Dímelo todo. ¡Y que el Señor te castigue, y aun te mate, si me ocultas algo!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Helí le preguntó: '¿Cuál fue la palabra que se te dijo? No me ocultes nada. Te maldiga Dios y te remaldiga si me ocultas una sola palabra de lo que te dijo'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y dijo: ¿Qué es lo que te ha dicho? Te ruego que no me lo ocultes. Así te haga ’Elohim y aún te añada, si me ocultas alguna palabra de todas las que te ha hablado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Él le preguntó: '¿Qué es lo que te ha dicho? Te ruego que no me ocultes nada. ¡Que Dios te haga esto y te añada esto otro, si me ocultas algo de lo que él te ha dicho!'.

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1 Samuel 3:17
18 Referans Kwoze  

A lo que respondió el rey a la mujer: No me ocultes nada de lo que voy a preguntarte. Y ella: Hablad mi rey y señor.


Decid también de mi parte a Amasa: Por ventura ¿no eres tú carne y sangre mía? No me haga el Señor ningún bien, y sí mucho mal, si no te hiciere general perpetuo de mis tropas, en vez de Joab.


Se levantó, pues, David y toda la gente para ir a comer, siendo aún día claro, juró David diciendo: No me haga Dios bien, y hágame si mucho mal, si antes de ponerse el sol probare yo pan, ni cosa ninguna.


Que Dios trate con todo su rigor a Abner, si no procurare a favor de David lo que tiene el Señor prometido con juramento,


Le replicó el rey: Te conjuro una y mil veces en el nombre del Señor, que no me digas sino la verdad.


Dijo entonces el rey: Tráteme Dios con todo el rigor de su justicia, si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, quedare hoy sobre sus hombros.


El justo me corregirá y reprenderá con caridad y misericordia; pero nunca llegará a ungir con bálsamo mi cabeza el pecador. Porque mis oraciones se dirigirán siempre contra sus antojos.


Envió después el rey Sedecías a buscar al profeta Jeremías, y lo hizo traer a la tercera puerta del templo del Señor; y dijo el rey a Jeremías: Una cosa te voy a preguntar: No me ocultes nada.


Les respondió el profeta Jeremías: Bien está, he aquí que voy a hacer oración al Señor Dios vuestro, conforme me lo habéis pedido; cualquiera cosa que me responda el Señor, yo os la manifestaré sin ocultaros nada.


Entonces Daniel, que era llamado Baltasar, se quedó pensativo y en silencio como una hora, y lo conturbaban sus pensamientos. Mas el rey tomó la palabra, y dijo: Baltasar, no te turbes por causa del sueño y de su explicación. A lo que respondió Baltasar diciendo: Ojalá, señor mío, que el sueño recaiga sobre los que te quieren mal, y sea para tus enemigos lo que él significa.


Pues la casa de Jacob va diciendo: Qué, ¿por ventura se ha disminuido el espíritu misericordioso del Señor, o pueden ser tales sus designios? Pero ¿acaso no hablo yo, responde Dios, con benignidad a aquellos que andan por el recto camino?


Vuelto que hubo, le halló junto a su holocausto con los príncipes de los moabitas. Le preguntó Balac: ¿Qué es lo que ha dicho el Señor?


Pero Jesús permanecía en silencio. Y le dijo el sumo sacerdote: Yo te conjuro de parte de Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo o Mesías, el Hijo de Dios.


En la tierra en que murieres tú, allí moriré yo; y donde fueres sepultada, allí lo seré yo igualmente. No me haga Dios bien, si otra cosa que la muerte me separe de ti.


Le dijo Saúl: Tráteme Dios con todo el rigor de su justicia, si tú, oh Jonatás, no mueres sin remedio.


no hagáis, oh Señor, bien a Jonatás, sino mucho mal. Pero si continuare la mala voluntad de mi padre contra ti, te lo avisaré también, y te daré licencia a fin de que te vayas en paz, y el Señor sea contigo, como estuvo con mi padre.


Trate el Señor con toda su severidad a los enemigos de David, como juro yo que no dejaré de aquí a mañana cosa con vida de todo lo perteneciente a Nabal, ni un perro siquiera.


Lo llamó, pues, Helí, y le dijo: ¡Samuel, hijo mío! El cual respondió: Aquí estoy.


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