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1 Samuel 24:4 - Biblia Torres Amat 1825

4 Le dijeron, pues, a David, sus criados: He aquí el día feliz del cual te dijo el Señor: Yo pondré en tus manos a tu enemigo, para que hagas de él lo que gustares. Entonces David se levantó, y cortó sin ser sentido la orla del manto de Saúl.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Entonces los hombres de David le dijeron: He aquí el día de que te dijo Jehová: He aquí que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 «¡Ahora es tu oportunidad! —los hombres le susurraron a David—. Hoy el Señor te dice: “Te aseguro que pondré a tu enemigo en tu poder, para que hagas con él lo que desees”». Entonces David se le acercó sigilosamente y cortó un pedazo del borde del manto de Saúl.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Llegó a unos corrales para ovejas que están a la orilla del camino; había allí una caverna donde entró Saúl para hacer sus necesidades. Ahora bien, David y sus hombres estaban sentados en el fondo de la caverna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y los hombres de David le dijeron: ¡Este es el día que te dijo YHVH: He aquí entrego tu enemigo en tu mano, y harás con él como te parezca! Entonces se levantó David y cortó cautelosamente la orilla del manto de Saúl.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Llegó a unos apriscos de ovejas que había junto al camino. Había allí una cueva en la que entró Saúl para satisfacer una necesidad. David y los suyos estaban sentados en el fondo de la cueva.

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1 Samuel 24:4
13 Referans Kwoze  

y la presentaron a David en Hebrón diciéndole: He aquí la cabeza de Isboset, hijo de Saúl, tu enemigo, que atentaba a tu vida. Dios ha vengado hoy al rey, mi señor, de Saúl y de su linaje.


¿Y las gentes de mi casa, no llegaron a prorrumpir: Quién nos diera que pudiésemos saciarnos de sus carnes?


Alcé mi voz para clamar al Señor; al Señor dirigí los clamores de mi plegaria.


No destruyas a tu siervo. Ten piedad de mí. ¡Dios mío!, apiádate de mí; ya que mi alma tiene puesta en ti su confianza. A la sombra de tus alas esperaré, hasta que pase la iniquidad.


Que si no lo hizo adrede, sino que Dios dispuso que casualmente cayese en sus manos, yo te señalaré un lugar en que podrá refugiarse.


¿Nos faltan acaso dementes, que habéis traído también a éste para que hiciese locuras en mi presencia? ¿Un hombre semejante hallará entrada en mi casa?


En ese tiempo Jonatás, hijo de Saúl, se puso en camino, y fue allí a encontrarle; y le confortó recordándole las promesas de Dios, y diciéndole:


Es de saber que cuando Abiatar, hijo de Aquimelec, se refugió a David en Ceila, se llevó consigo el efod del sumo sacerdote.


Hoy ves con tus mismos ojos que el Señor te ha puesto en mis manos en la cueva; me asaltó o me propusieron el pensamiento de matarte; pero me he abstenido de hacerlo, porque dije entre mí: No levantaré yo mi mano contra mi señor; por cuanto es el ungido del Señor.


Tú has mostrado hoy el bien que me has hecho; puesto que me ha entregado el Señor en tus manos, y no me has quitado la vida.


Por lo demás el Señor remunerará a cada cual conforme a su justicia y fidelidad. El te había entregado hoy en mi poder, y no he querido levantar mi mano contra el ungido del Señor.


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