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1 Samuel 24:11 - Biblia Torres Amat 1825

11 Observa, pues, ¡oh padre mío!, y reconoce si es la orla de tu clámide o manto la que tengo en mi mano, y cómo al cortar la extremidad de tu vestido no he querido extender mi mano contra ti. Considera ahora tú mismo, y persuádete de que no soy culpable en nada, ni de injusticia, ni de pecado contra ti; tú, por el contrario, andas poniendo asechanzas a mi vida para quitármela.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y mira, padre mío, mira la orilla de tu manto en mi mano; porque yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; sin embargo, tú andas a caza de mi vida para quitármela.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Mire, padre mío, lo que tengo en mi mano. ¡Es un pedazo del borde de su manto! Yo lo corté, pero no lo maté. Esto prueba que no intento hacerle daño y que no he pecado contra usted, aun cuando usted me ha estado persiguiendo para matarme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Míralo tú mismo, hoy Yavé te puso en mis manos en esa caverna, y me dijeron que te matara, pero tuve piedad de ti. Me dije: No pondré mi mano sobre mi señor, porque es el ungido de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y mira, padre mío, mira la orilla de tu manto en mi mano, pues al cortar la orilla de tu manto, no te he matado. Reconoce y considera que no hay maldad ni transgresión en mi mano, ni he pecado contra ti, aunque tú andas a la caza de mi vida para tomarla.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Hoy mismo han visto tus ojos que Yahveh te entregaba en mis manos en la cueva. Se me incitaba a matarte; pero sentí piedad de ti y me dije: 'No extenderé yo mi mano contra mi señor, pues es el ungido de Yahveh'.

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1 Samuel 24:11
22 Referans Kwoze  

Le replicó David: Pues, ¿cómo has osado levantar tu mano para matar a un ungido del Señor?


se llegaron a él sus criados, y le dijeron: Padre, aun cuando el profeta te hubiese ordenado una cosa dificultosa, claro está que deberías hacerla; ¿pues cuánto más ahora que te ha dicho: Lávate, y quedarás limpio?


Y me aprisionarás por la soberbia como la leona; y volverás a atormentarme de un modo portentoso.


Sin causa alguna me han perseguido los príncipes; mas mi corazón ha temido siempre tus palabras.


El hombre charlatán no perdurará en la tierra; el hombre injusto no espere sino un fin desdichado.


ya que sin causa me armaron ocultamente el lazo de muerte, y ultrajaron injustamente mi alma.


Que ya ves cómo se han hecho dueños de mi vida; arremeten contra mí hombres de gran fuerza.


Persígame el enemigo, y apodérese de mí, y estrélleme contra el suelo, y reduzca a polvo mi gloria.


La respuesta suave y humilde quebranta la ira; las palabras duras exitan el furor.


Al andar por nuestras calles hallaban tropiezos nuestros pies; se acercó nuestro fin; se completaron nuestros días, pues ha llegado nuestro término.


¡Ay de aquellos que ponen almohadillas bajo de todos los codos, y hacen cabezales para poner debajo de las cabezas de los de toda edad, a fin de hacer presa de las almas del pueblo mío, y mientras cazaban las almas de mi pueblo, decían que las vivificaban!


No hay ya un santo sobre la tierra; no se halla un justo entre los hombres; cada uno pone asechanzas a la vida del otro; cada cual anda a caza de sus hermanos para quitarles la vida.


Por donde se viene a cumplir la sentencia escrita en su ley: Me han aborrecido sin causa alguna.


Declarad contra mí delante del Señor y de su ungido, si acaso yo he usurpado el buey o el asno u otra cosa de ninguna persona; si he calumniado a nadie, si le he oprimido; si he aceptado cohecho, ni regalo alguno de quienquiera que sea, que hoy os satisfaré, y lo restituiré.


y de allí a pocos días marchó con la gente que comandaba, y mató a doscientos filisteos; entregando al rey este número de incircuncisos, a fin de llegar a ser yerno suyo. Con esto le dio Saúl a su hija Micol por esposa,


Por lo que dispuso David marcharse de allí con toda su gente, que eran como unos seiscientos hombres; y saliendo de Ceila, andaban de una a otra parte sin asiento fijo. Tuvo Saúl aviso de que había huido David de Ceila, se había puesto a salvo; por lo cual aparentó no querer moverse.


Id, pues, y practicad todas las diligencias posibles, informándoos mañosamente hasta aseguraros bien del sitio donde tiene su asiento ordinario, o quien lo haya visto allí; porque él recela de mí, y sabe que ando armándole asechanzas.


Perdóname, mi señor, a tu sierva ese pecado de Nabal; porque seguramente edificará el Señor para ti una casa estable, por cuanto tú, dueño mío, peleas por el Señor; no se halle, pues, culpa ninguna en ti, en todos los días de tu vida.


añadiendo, ¿por qué persigue mi señor a este siervo? ¿Qué le he hecho yo, o qué delito he cometido?


Ahora, pues, no sea derramada en tierra mi sangre en presencia del Señor. ¿Y era necesario que el rey de Israel saliese a campaña para preseguir a una pulga, así como se va tras de una perdiz en los montes?


Por lo demás el Señor remunerará a cada cual conforme a su justicia y fidelidad. El te había entregado hoy en mi poder, y no he querido levantar mi mano contra el ungido del Señor.


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