1 Quédate conmigo, no temas, si alguno atentare contra mi vida, atentará también contra la tuya, y estando en mi compañía, salvándome yo, serás tú igualmente salvo.
Entonces se hicieron pedazos igualmente el hierro, el barro, el cobre, la plata y el oro, y quedaron reducidos a ser como el tamo de una era en el verano, que el viento esparce; y así no quedó nada de ellos. Pero la piedra que había herido a la estatua se hizo una gran montaña, y llenó toda la tierra.
ved aquí la manera con que yo también me portaré con vosotros: Os castigaré prontamente con hambre, y con un ardor que os abrasará los ojos, y consumirá vuestras vidas. En vano haréis vuestra sementera, pues será devorada por vuestros enemigos.
Los frutos de tu tierra y de todas tus fatigas se los comerá un pueblo desconocido para ti; y estarás sufriendo continuamente calumnias y abrumado todos los días
y que devorará las crías de tus ganados, y los frutos de tus cosechas, de suerte que perezcas; pues no te dejará trigo, ni vino, ni aceite, ni manadas de vacas, ni rebaños de ovejas; hasta que te destruya.
Después de estas reconvenciones vino el ángel del Señor, y se sentó debajo de una encina que había en Efra, y era pertenencia de Joás, cabeza de la familia de Ezri. Y como Gedeón, su hijo, estuviese sacudiendo y limpiando el grano en un lagar para esconderlo de los madianitas,
y plantando en medio de ellos sus tiendas, o cabañas, estando aún en hierba los sembrados, lo talaban todo desde el Jordán hasta las puertas de Gaza: y no dejaban a los israelitas nada de lo que es necesario para la vida; ni ovejas, ni bueyes, ni asnos.