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1 Samuel 22:2 - Biblia Torres Amat 1825

2 Con esto salió de allí David, y se refugió en la cueva de Odollam; lo que habiendo sabido sus hermanos y toda la familia de su padre, bajaron allí a encontrarlo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Luego, comenzaron a llegar otros —hombres que tenían problemas o que estaban endeudados o que simplemente estaban descontentos—, y David llegó a ser capitán de unos cuatrocientos hombres.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Se le juntaban todos los que tenían problemas, todos los que eran perseguidos por un acreedor o que se sentían descontentos. Se hizo su jefe, y con él había más o menos unos cuatrocientos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y todo el que estaba oprimido, y todo el que estaba endeudado, y todos los que tenían amargura de alma se unieron a él, y él llegó a ser su caudillo, y fueron con él como cuatrocientos hombres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Se le unieron, además, todos los oprimidos, los entrampados y los amargados, de los que llegó a ser caudillo. Y así reunió a su lado a unos cuatrocientos hombres.

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1 Samuel 22:2
22 Referans Kwoze  

Y añadió Cusai: No ignoras que tu padre y la gente que te sigue son varones muy esforzados, y en la actualidad de ánimo exasperado, como una osa embravecida en un bosque cuando le han robado sus cachorillos. Sobre todo, tu padre es un hombre aguerrido, y así no se detendrá con su gente.


A más de que tiempo atrás, cuando Saúl era nuestro rey, tú eras el que capitaneaba a Israel; y a ti te ha dicho el Señor: Tú apacentarás a mi pueblo de Israel y tú serás su caudillo.


Vuelve, y di a Ezequías , caudillo de mi pueblo: Esto dice el Señor Dios de tu padre David: Oído he tu oración, y visto tus lágrimas; yo te doy la salud; de aquí a tres días subirás al templo del Señor.


Vino a clamar a Eliseo la mujer de uno de los profetas, diciendo: Mi marido, siervo tuyo, ha muerto; y bien sabes que tu siervo era temeroso de Dios. Pero ahora viene su acreedor para llevarse mis dos hijos y hacerlos esclavos suyos.


Dad la cerveza o los licores a los afligidos, y el vino a los que tienen el corazón lleno de amargura.


Y desde el tiempo de Juan Bautista, hasta el presente, el reino de los cielos se alcanza a viva fuerza, y los que se la hacen a sí mismos, son los que lo arrebatan.


Venid a mí todos los que andáis agobiados con trabajos y cargas, que yo os aliviaré.


Porque el que santifica, y los que son santificados, todos traen de uno su origen o la naturaleza humana. Por esta causa no se desdeña de llamarlos hermanos, diciendo:


Jefté, pues, huyendo y guardándose de ellos, se fue a vivir en la tierra de Tob, donde se le allegaron hombres menesterosos y aventureros, que le seguían como a un príncipe.


Le replicaron los hijos de Dan: Guárdate de hablarnos más palabras sobre esto; no sea que se echen sobre ti los hombres llenos de indignación, y vengas a perecer con toda tu casa.


vino Ana con un corazón lleno de amargura, y oró al Señor derramando copiosas lágrimas,


Se acercaron también todos aquellos que se hallaban angustiados y oprimidos de deudas, y en amargura de corazón; de los cuales se hizo caudillo, y juntó como unos cuatrocientos hombres bajo su mando.


Dijo todavía David: ¿Los de Ceila me entregarán a mí y a toda mi gente en manos de Saúl? Y respondió el Señor: Os entregarán.


Entonces David les dijo a sus gentes: Tome cada cual su espada. Tomaron todos sus espadas, y David también la suya y siguieron a David como unos cuatrocientos hombres, quedándose doscientos con el bagaje.


Y se halló David en extremo angustiado, porque el pueblo trataba de apedrearlo, estando todos poseídos de la mayor amargura por la pérdida de sus hijos e hijas. Pero David puso su confianza, y se confortó en el Señor Dios suyo.


Mañana a esta misma hora te enseñaré un hombre de la tierra de Benjamín, y lo ungirás por caudillo de mi pueblo de Israel, y él salvará a mi pueblo de las manos de los filisteos; porque yo he vuelto mis ojos hacia el pueblo mío, por cuanto sus clamores han llegado hasta mí.


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