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1 Samuel 18:17 - Biblia Torres Amat 1825

17 Por lo que dijo Saúl a David: He aquí a Merob, mi hija mayor, voy a dártela por esposa. Tú sobre todo sé valiente, y pelea al servicio del Señor. Al mismo tiempo decía Saúl para consigo: No sea yo el que lo mate; sino sean los filisteos los que lo hagan.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Entonces dijo Saúl a David: He aquí, yo te daré Merab mi hija mayor por mujer, con tal que me seas hombre valiente, y pelees las batallas de Jehová. Mas Saúl decía: No será mi mano contra él, sino que será contra él la mano de los filisteos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Cierto día, Saúl le dijo a David: —Estoy listo para darte a mi hija mayor, Merab, por esposa. Pero antes deberás demostrar que eres un guerrero de verdad al pelear las batallas del Señor. Pues Saúl pensó: «Voy a enviar a David contra los filisteos y dejar que ellos lo maten, en vez de hacerlo yo mismo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Saúl dijo entonces a David: 'Conoces a mi hija mayor Merob. Te la daré como esposa si demuestras ser valiente a mi servicio cuando dirijas las guerras de Yavé'. Pues Saúl se decía: 'Que no muera por mis manos sino por las de los filisteos'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y Saúl dijo a David: He aquí Merab, mi hija mayor. A ella te la daré por mujer, con tal que me seas un guerrero valiente peleando las batallas de YHVH. Por cuanto Saúl se decía: Que mi mano no sea contra él, sino que la mano de los filisteos sea contra él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Saúl dijo a David: 'Ahí tienes a mi hija mayor, Merab; te la voy a dar por esposa, a condición de que seas guerrero valiente y combatas las guerras de Yahveh'. Pues Saúl pensaba: 'Que no sea mi mano la que caiga sobre él, sino la de los filisteos'.

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1 Samuel 18:17
22 Referans Kwoze  

Decía en ella: Pon a Urías al frente en donde esté lo más recio del combate; y desamparadle para que sea herido y muera.


¿Cómo, pues, has vilipendiado mi palabra, haciendo el mal delante de mis ojos? A Urías, heteo, le hiciste perder la vida, y has tomado su mujer para mujer tuya, matándole a él con la espada de los hijos de Amón.


Mas al entrar el arca del Señor en la Ciudad de David, Micol, hija de Saúl, mirando desde una ventana, vio al rey David bailando y saltando delante del Señor; y lo despreció en su corazón.


Cada uno de ellos no habla sino con mentira a su prójimo; habla con labios engañosos y con un corazón doble.


han sido disipados a vista de su rostro airado, y su corazón los alcanzó y castigó. Sus palabras son más suaves que el aceite; pero en realidad son dardos.


Por sus labios se da a conocer el enemigo cuando está maquinando engaños en su corazón.


Por más que te hable con tono sumiso, no hay que fiarte de él; porque entonces mismo no hay maldad que no abrigue en su pecho;


mas la malicia del que con fingidas apariencias oculta su odio, será descubierta algún día en pública asamblea.


De donde se dice en el libro de las guerras del Señor: Lo que hice en el mar Rojo, eso mismo haré en los torrentes de Arnón.


Les respondió Moisés: Si estáis en hacer lo que prometéis, estad dispuestos para ir a la guerra delante del arca del Señor;


mientras nosotros tus siervos iremos todos bien dispuestos a la guerra, como tú, Señor, lo ordenas.


Si los hijos de Gad y los de Rubén pasaren todos el Jordán, y armados fueren con vosotros a combatir delante del Señor, dadles, después de conquistado el país, la tierra de Galaad en posesión.


La mano de los testigos será la primera en tirar piedras para matarlo, y después todo el pueblo acabará de apedrearle: a fin de expeler al malo de en medio de ti.


Los hijos de Saúl fueron Jonatás, y Jesuí, y Melquisua; y de dos hijas que tuvo, la primogénita se llamaba Merob y la menor Micol.


Y decía uno de los soldados de Israel: ¿No habéis visto ese hombre que se presenta al combate? Pues a insultar a Israel viene. Al que le matare le dará el rey grandes riquezas y a su hija por esposa, y eximirá de tributos en Israel la casa de su padre.


Así es como yo, siervo tuyo, maté tanto al león como al oso; y lo propio haré con ese filisteo incircunciso. Iré, pues, contra él ahora mismo, y quitaré el oprobio de nuestro pueblo; porque, ¿quién es ese filisteo incircunciso, que ha tenido la osadía de maldecir al ejército del Dios vi-vo?


y conozca todo este concurso de gente, que el Señor salva sin espada ni lanza; porque él es el árbitro de la guerra, y él os entregará en nuestras manos.


Porque dijo Saúl interiormente: Se la daré, para que sea ella la causa de su ruina, y muera a manos de los filisteos. Y así dijo Saúl a David: Por dos títulos o servicios vas a ser luego mi yerno.


Dijo entonces Saúl: Hablad así a David: El rey no necesita de dote para su hija; únicamente exige de ti la cabeza de cien incircuncisos filisteos, para vengarse así de sus enemigos. Pero el designio de Saúl era hacer caer a David en manos de los filisteos.


y de allí a pocos días marchó con la gente que comandaba, y mató a doscientos filisteos; entregando al rey este número de incircuncisos, a fin de llegar a ser yerno suyo. Con esto le dio Saúl a su hija Micol por esposa,


Perdóname, mi señor, a tu sierva ese pecado de Nabal; porque seguramente edificará el Señor para ti una casa estable, por cuanto tú, dueño mío, peleas por el Señor; no se halle, pues, culpa ninguna en ti, en todos los días de tu vida.


Llegó, en fin, David a Siceleg, y envió dones de la presa a los ancianos de Judá, parientes suyos, diciendo: Recibid esta expresión de lo que hemos tomado a los enemigos del Señor.


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