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1 Reyes 8:32 - Biblia Torres Amat 1825

32 tú estarás escuchándole desde el cielo; y harás justicia a tus siervos, condenando al impío, y haciendo caer sobre su cabeza el castigo de su mal proceder; y absolviendo al justo, y recompensándole según su justicia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

32 tú oirás desde el cielo y actuarás, y juzgarás a tus siervos, condenando al impío y haciendo recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo para darle conforme a su justicia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 oye entonces desde el cielo y juzga entre tus siervos, entre el acusador y el acusado. Castiga al culpable según su merecido y absuelve al inocente debido a su inocencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 escúchalo desde lo alto del cielo e intervén. Juzga a tus servidores, condena al culpable y haz recaer sobre su cabeza su falta, pero haz justicia al inocente proclamando su inocencia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 entonces escucha Tú desde los cielos, y haz justicia a tus siervos, condenando al malvado para traer su conducta° sobre su propia cabeza, y justificando al justo para retribuirle conforme a su justicia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 escucha tú desde el cielo y actúa; haz justicia con tus siervos, condenando al que es culpable, de suerte que su mala conducta recaiga sobre su cabeza, y justificando al que es inocente y retribuyéndole conforme a su justicia.

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1 Reyes 8:32
22 Referans Kwoze  

El Señor me recompensará según mi justicia; y me tratará según la pureza de mis manos.


Y el Señor hará recaer su sangre sobre su cabeza, puesto que él asesinó a dos varones justos, y mejores que él, atravesando con su espada, sin que mi padre David lo supiese, a Abner, hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa, hijo de Jeter, general del ejército de Judá.


Recaiga, pues, la sangre de éstos sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de sus descendientes para siempre. Mas a David y a su descendencia, a su casa y a su trono, dé el Señor paz sempiterna.


Mas después Ester se presentó al rey, suplicando que desbaratase los designios de Amán, mediante una carta y orden del rey, y que el mal que había tramado contra los judíos recayese sobre su cabeza. Y al fin así a Amán como a sus hijos los pusieron en una cruz.


Porque tú, Señor, con el santo te ostentarás santo, e inocente con el inocente.


Acábese ya la malicia de los pecadores; y tú, ¡oh Dios!, que penetras los corazones, y los afectos más íntimos, encaminarás al justo.


Huye de la mentira. No harás morir al inocente y al justo, porque yo aborrezco al impío.


que conservas la misericordia para millares, que borras la iniquidad y los delitos, y los pecados; en cuya presencia ninguno de suyo es inocente, y que castigas la maldad de los padres en los hijos y nietos hasta la tercera y cuarta generación.


Comerán, pues, los frutos de su mala conducta, y se saciarán de los productos de sus perversos consejos.


Quien absuelve al impío y quien condena al justo, ambos son igualmente abominables a Dios.


Y entonces será justificada por el Señor, y glorificada o ensalzada toda la posteridad de Israel.


dé a usura y reciba más de lo prestado: ¿Acaso ése vivirá? No vivirá. Habiendo hecho todas estas cosas tan detestables, morirá sin remedio: Su sangre caerá sobre él.


El alma que pecare, ésa morirá. No pagará el hijo la pena de la maldad de su padre, ni el padre la de la maldad de su hijo: La justicia del justo sobre él recaerá, y la impiedad del impío sobre el impío caerá.


Por tanto, yo juzgaré, dice el Señor Dios, ¡oh casa de Israel!, a cada cual según sus obras. Convertíos y haced penitencia de todas vuestras maldades; y no serán éstas causa de vuestra perdición.


Ahora, pues, tampoco miraré con compasión, ni usaré de piedad; los trataré como ellos merecen.


Bebidas las cuales, si ella ha pecado y con desprecio de su marido se ha hecho rea de adulterio, la penetrarán las aguas de maldición, e hinchado el vientre se le pudrirán los muslos, y aquella mujer vendrá a ser la execración y el escarmiento de todo el pueblo.


Que no son justos delante de Dios los que oyen la ley; sino los que la cumplen, ésos son los que serán justificados.


Yo también vivía en algún tiempo sin ley, dirá otro; mas así que sobrevino el mandamiento, revivió el pecado,


Si hubiere pleito entre algunos, y recurrieren a los jueces, adjudicarán éstos la palma de la justicia al que conocieren claramente que la merece; y al que vieren que es impío o injusto, le condenarán por la impiedad o injusticia.


Si un hombre peca contra otro hombre, se puede alcanzar de Dios el perdón; mas si aquel hombre que será el mediador peca contra el Señor, ¿quién rogará por él? No escucharon los hijos de Helí la voz de su padre; porque el Señor había resuelto quitarles la vida.


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