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1 Reyes 20:7 - Biblia Torres Amat 1825

7 Entonces el rey de Israel convocó a todos los ancianos de su pueblo, y dijo: Advertid y notad cómo nos está armando asechanzas; puesto que nos envió a pedirme mis mujeres y mis hijos, y el oro y la plata, y no le he dicho que no.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: Entended, y ved ahora cómo este no busca sino mal; pues ha enviado a mí por mis mujeres y mis hijos, y por mi plata y por mi oro, y yo no se lo he negado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Entonces Acab mandó llamar a todos los ancianos del reino y les dijo: —¡Miren cómo este hombre está causando problemas! Ya accedí a su exigencia de darle mis esposas, mis hijos, mi plata y mi oro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Entonces el rey de Israel convocó a los ancianos del país y les dijo: 'Miren, es evidente que este nos odia. Cuando me reclamó mis mujeres y mis hijos, mi plata y mi oro, nada le negué'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y el rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: Reconoced ahora y ved cómo éste no busca sino hacer daño; porque exige° mis mujeres y mis hijos, y mi plata y mi oro, sin habérselo yo negado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Convocó entonces el rey a todos los ancianos del país y les dijo: 'Considerad y ved que este hombre sólo busca hacernos mal. Me reclama mis mujeres y mis hijos, mi plata y mi oro, sin que yo se lo haya negado'.

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1 Reyes 20:7
18 Referans Kwoze  

Mañana, pues, a esta misma hora enviaré a ti mis siervos, los cuales registrarán tu palacio y las casas de sus criados o cortesanos, y tomarán con sus propias manos cuanto les agradare, y se lo llevarán.


Le respondieron todos los ancianos y el pueblo todo: No le des oídos, ni condesciendas con él.


A este fin escribió ella una carta en nombre de Acab, sellándola con el sello real; y la envió a los ancianos y a los principales de aquella ciudad, vecinos de Nabot.


Entonces se congregaron en Jerusalén todos los ancianos de Israel con los príncipes de las tribus y las cabezas de las familias de los hijos de Israel, al llamamiento del rey Salomón , para trasladar el arca del Testamento del Señor desde la ciudad de David, esto es, desde Sión.


Leído que hubo la carta el rey de Israel, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo por ventura Dios, que pueda quitar y dar la vida, para que éste me envíe a decir que yo cure a un hombre de la lepra? Reparad, y veréis cómo anda buscando pretextos contra mí.


Tuvo después David consejo con los tribunos y centuriones, y con todos los principa-les,


Finalmente el rey David convocó en Jerusalén todos los príncipes de Israel, los jefes de las tribus, y los comandantes de los cuerpos de ejército que servían al rey, como también a los tribunos y centuriones, y a los administradores de la hacienda y posesiones del rey, y a sus hijos, con los eunucos o cortesanos, y a los más poderosos y a los más valientes del ejército.


Concibió penas y parió maldades, y su corazón está urdiendo fraudes.


Aquellos que maquinaban mil iniquidades en su interior, todo el día están armándome contiendas.


Estando en su lecho discurre cómo obrar la iniquidad; anda en todo género de malos pasos; no tiene horror a la maldad.


¿Hasta cuándo estaréis acometiendo a un hombre todos juntos para acabar con él, y derrocarle como a una pared desnivelada, y como a una tapia ruinosa?


He aquí que el impío ha parido la injusticia; concibió el dolor, y parió el pecado.


Por falta de gobierno se arruina el pueblo; donde abunda el consejo, allí hay prosperidad.


En buena hora madruga el que busca cómo hacer el bien; mas el que busca cómo hacer el mal, será del mal oprimido.


porque su ánimo está meditando robos, y hablando siempre embustes sus labios.


maquina el mal en su depravado corazón, y en todo tiempo siembra discordias.


Los mismos dos reyes no pensarán en otra cosa que en hacerse daño; y comiendo en una misma mesa, se hallarán con dolo; mas ninguno llegará a conseguir sus intentos, porque el plazo es para otro tiempo.


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