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1 Pedro 5:2 - Biblia Torres Amat 1825

2 ni porque queréis tener señorío sobre el clero, o la heredad del Señor, sino siendo verdaderamente dechados de la grey;

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Biblia Reina Valera 1960

2 Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 cuiden del rebaño que Dios les ha encomendado. Háganlo con gusto, no de mala gana ni por el beneficio personal que puedan obtener de ello, sino porque están deseosos de servir a Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Apacienten el rebaño de Dios cada cual en su lugar; cuídenlo no de mala gana, sino con gusto, a la manera de Dios; no piensen en ganancias, sino háganlo con entrega generosa;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Apacentad la grey de Dios° que está entre vosotros,° no por fuerza,° sino voluntariamente, según Dios;° no con avaricia de ganancia material, sino de buena voluntad;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 apacentad el rebaño de Dios que está entre vosotros, vigilando, no obligados por la fuerza, sino de buen grado, según Dios; y no por sórdida ganancia, sino con generosidad;

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1 Pedro 5:2
41 Referans Kwoze  

Sin embargo, los sacerdotes no habían cuidado hasta el año veintitrés del reinado de Joás de hacer los reparos del templo.


A mis hermosos y arrogantes caballos uncidos en las carrozas que me ha dado el faraón, te tengo yo comparada, amiga mía.


¿Quién es aquel que ha medido las aguas del océano en el hueco de la palma de su mano, y extendiendo ésta ha pesado los cielos?; ¿quién es el que con sólo tres dedos sostiene la gran mole de la tierra, y pesa los montes y los collados como en una balanza?


Y estos perros sin rastro de vergüenza, jamás se ven hartos de rapiñas. Los pastores mismos están faltos de toda inteligencia; todos van descarriados por su camino, cada cual a su propio interés desde el más alto hasta el más bajo.


Y dijo entonces el Señor: Anda y dirás a ese pueblo: Oiréis y más oiréis, y no querréis entender; y veréis lo que presento a vuestros ojos, y no querréis haceros cargo de ello.


Pero luego se acordó de los tiempos antiguos; de Moisés y de su pueblo: ¿Dónde está, dijo, ahora aquel que los sacó del mar Rojo a ellos y a los que eran pastores de su grey? ¿Dónde está aquél que puso en medio de ellos el espíritu de su Santo?


Que si no obedeciereis en esto, llorará mi alma en secreto, al ver vuestra soberbia; llorará amargamente, y mis ojos derramarán arroyos de lágrimas, por haber sido cautivada la grey del Señor.


Levantad los ojos y mirad ¡oh vosotros que venís del lado del septentrión! ¿En dónde está, diréis a Jerusalén , aquella grey que se te encomendó, aquel tu esclarecido rebaño?


Ya que desde el más pequeño hasta el más grande, se han dado todos a la avaricia; y todos urden engaños, desde el profeta o cantor al sacerdote.


Por este motivo yo entregaré sus mujeres a los extraños, sus tierras a otros herederos; porque desde el más pequeño hasta el más grande, todos se dejan llevar de la avaricia; desde el profeta o cantor, hasta el sacerdote; todos se ocupan en la mentira.


Y estableceré sobre mis ovejas un solo pastor que las apaciente, esto es, el hijo de David, siervo mío: El mismo las apacentará y él será su pastor.


Vosotros, pues, oh hombres, vosotros sois los rebaños míos, los rebaños que yo apaciento, y yo soy el Señor Dios vuestro, dice el Señor.


Y me dijo el ángel: Este es el edificio de las cocinas, en el cual los sirvientes de la casa del Señor cocerán las víctimas de que ha de comer el pueblo.


Sus príncipes o jueces se dejan cohechar en los juicios; y sus sacerdotes predican por interés, y por el dinero adivinan sus profetas; y no obstante se apoyan en el Señor, diciendo: Pues qué, ¿acaso no está el Señor en medio de nosotros? No temáis, ningún mal nos vendrá.


Y él permanecerá firme, y apacentará la grey con la fortaleza del Señor en el Nombre altísimo del Señor Dios suyo; y se convertirán a él; porque ahora será él glorificado hasta los últimos términos del mundo.


Apacienta, ¡oh Dios mío!, en medio del Carmelo con tu cayado al pueblo tuyo, la grey de tu heredad, la cual habita sola en el bosque. Algún día se apacentará ella en Basán y en Galaad, como en los tiempos antiguos.


¡Oh pastor, más bien fantasma de pastor, que desamparas la grey! La espada de la divina venganza le herirá en el brazo y en su ojo derecho, su brazo se secará y quedará árido; y cubierto de tinieblas, su ojo derecho se oscurecerá.


¿Quién hay entre vosotros que cierre de balde las puertas, y encienda el fuego sobre mi altar? El afecto mío no es hacia vosotros, dice el Señor de los ejércitos, y no aceptaré de vuestra mano ofrenda ninguna.


Ahora bien, tú y tus hijos conservad vuestro sacerdocio; y todas las cosas que pertenecen al servicio del altar y están del velo adentro, han de ser administradas por los sacerdotes. Si algún extraño se introdujere, será muerto.


No tenéis vosotros que temer, pequeñito rebaño, porque ha sido el agrado de vuestro Padre daros el reino.


Porque sé que después de mi partida os han de asaltar lobos voraces, que destrocen el rebaño.


A lo que respondió, y dijo: ¿Qué hacéis con llorar y afligir mi corazón? Porque yo estoy pronto, no sólo a ser aprisionado, sino también a morir en Jerusalén por el Nombre del Señor Jesús .


Así (por lo que a mí toca) pronto estoy a predicar la buena nueva también a los que vivís en Roma,


¿Quién milita jamás a sus expensas? ¿Quién planta una viña, y no come de su fruto? ¿Quién apacienta un rebaño, y no se alimenta de la leche del ganado?


que sepa gobernar bien su casa, teniendo los hijos a raya con toda decencia.


que traten el misterio de la fe con limpia conciencia.


Dijo uno de ellos, propio profeta, de esos mismos isleños: Son los cretenses siempre mentirosos, malignas bestias, vientres perezosos.


sino amante de la hospitalidad, dulce y afable, sobrio, justo, religioso, continente,


Esto es lo que has de enseñar; y exhorta y reprende con plena autoridad. Pórtate de manera que nadie te menosprecie.


que no digan mal de nadie, que no sean pleitistas ni pendencieros; sino modestos, tratando a todos los hombres con toda la dulzura posible.


Que quizá él te ha dejado por algún tiempo, a fin de que le recobrases para siempre,


Ninguno sea fornicario, ni tampoco profano como Esaú, que por un potaje o plato de comida vendió su primogenitura.


Porque si Dios no perdonó a los ángeles delincuentes, sino que amarrados con cadenas infernales los precipitó al tenebroso abismo, en donde son atormentados y tenidos como en reserva hasta el día del juicio;


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