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1 Juan 2:20 - Biblia Torres Amat 1825

20 No os he escrito como a ignorantes de la verdad, sino como a los que la conocen y la saben; porque ninguna mentira procede de la verdad, que es Jesucristo.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Pero ustedes no son así, porque el Santo les ha dado su Espíritu, y todos ustedes conocen la verdad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Pero ustedes tienen esa unción que viene del Santo, por lo que todos tienen ya conocimiento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y todos vosotros lo sabéis.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Vosotros, en cambio, tenéis unción recibida del Santo, y todos tenéis conocimiento.

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1 Juan 2:20
28 Referans Kwoze  

Porque yo sé que no has de abandonar tú, oh Señor, mi alma en el sepulcro; ni permitirás que tu Santo experimente la corrupción.


Aparejaste delante de mí una mesa abundante, a la vista de mis perseguidores. Bañaste de óleo o perfumaste mi cabeza. ¡Y cuán excelente es el cáliz mío que santamente embriaga!


Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por eso te ungió, ¡oh Dios!, el Dios tuyo con óleo de alegría, con preferencia a tus compañeros.


Por lo que yo también celebraré, al son de instrumentos músicos, la fidelidad tuya en las promesas: Te cantaré salmos con la cítara, ¡oh Dios santo de Israel!


Y mi fortaleza se levantará como la del unicornio, y mi vejez será vigorizada por tu misericordia.


Los malvados no se cuidan de lo que es justo; pero los que buscan al Señor, miran todas las cosas con atención.


Después que te hiciste estimable y glorioso a mis ojos, yo te he amado, y entregaré por ti hombres, y daré pueblos por tu salvación.


A este fin ha reposado sobre mí el espíritu del Señor; porque el Señor me ha ungido, y me ha enviado para hablar a los mansos y humildes, para curar a los de corazón contrito, y predicar la redención a los esclavos, y la libertad a los que están encarcelados;


Y no tendrá ya el hombre que hacer de maestro de su prójimo, ni el hermano de su hermano, diciendo: Conoce al Señor. Pues todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande, dice el Señor, porque yo perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de su pecado.


Este es el derecho de la unción o Sacerdocio de Aarón y de sus hijos en las ceremonias del Señor, desde el día que los consagró Moisés para ejercer las funciones del sacerdocio;


El cual les respondió: Porque a vosotros se os ha dado el privilegio de conocer los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no se les ha dado;


diciendo: ¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, oh Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Ya sé quién eres: eres el Santo de Dios.


El Espíritu del Señor reposó sobre mí, por lo cual me ha consagrado con su unción divina, y me ha enviado a dar buenas nuevas a los pobres; a curar a los que tienen el corazón contrito;


diciendo: Déjanos en paz, ¿qué tenemos nosotros que ver contigo, oh Jesús Nazareno? ¿Has venido a exterminarnos? Ya sé quién eres, eres el Santo de Dios.


Mas el Consolador, el Espíritu Santo, que mi Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo, y os recordará cuantas cosas os tengo dichas.


Cuando venga el Espíritu de verdad, él os enseñará todas las verdades necesarias para la salvación; pues no hablará de suyo, sino que dirá todas las cosas que habrá oído, y os anunciará las venideras.


la manera con que Dios ungió con el Espíritu Santo y su virtud a Jesús de Nazaret; el cual ha ido haciendo beneficios por todas partes por donde ha pasado, y ha curado a todos los que estaban bajo la opresión del demonio, porque Dios estaba con él.


Mas vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis que se os hiciese gracia de la vida de un homicida.


El hombre espiritual discierne o juzga de todo, y nadie que no tenga esta luz puede a él discernirle.


Y en otro lugar se dice del hijo de Dios: Tú eres, ¡oh Señor!, el que al principio fundó la tierra, y obras de tus manos son los cielos,


pues yo les perdonaré sus maldades, y no me acordaré más de sus pecados.


En fin, hijitos míos, permaneced en él; para que cuando venga, estemos confiados, y que al contrario no nos hallemos confundidos por él en su venida.


Nosotros fuimos testigos de vista, y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo.


y a los ángeles, que no conservaron su primera dignidad, sino que desampararon su morada, los reservó para el juicio del gran día, en el abismo tenebroso, con cadenas eternales.


Yo conozco tus obras. He aquí que puse delante de tus ojos abierta una puerta que nadie podrá cerrar; porque aunque tú tienes poca fuerza, o virtud, con todo, has guardado mi palabra o mis mandamientos, y no negaste mi Nombre.


Y mientras aquellos animales tributaban gloria, y honor, y bendición o acción de gracias al que estaba sentado en el trono, que vive por los siglos de los siglos,


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