1 Crónicas 19:3 - Biblia Torres Amat 18253 dijeron a Hanón los príncipes de los amonitas: Tú quizás piensas que David por honrar la memoria de tu padre ha enviado a consolarte; y no echas de ver que estos criados suyos han venido a explorar, y examinar y escudriñar el estado de tu país. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19603 los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún: ¿A tu parecer honra David a tu padre, que te ha enviado consoladores? ¿No vienen más bien sus siervos a ti para espiar, e inquirir, y reconocer la tierra? Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente3 los comandantes amonitas le dijeron a Hanún: «¿Realmente cree que estos hombres vienen para honrar a su padre? ¡No, David los ha enviado a espiar la tierra para luego venir y conquistarla!». Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)3 los príncipes de los hijos de Ammón dijeron a Janún: '¿Es que David ha enviado a consolarte para honrar la memoria de tu padre o más bien para explorar, espiar y poder destruir el país?' Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion3 los príncipes de los amonitas dijeron a Hanún: ¿Crees que David honra a tu padre porque te ha enviado consoladores? ¿No vienen más bien sus siervos a ti a fin de reconocer y espiar la tierra para destruirla? Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19753 los jefes de los amonitas dijeron a Janún: '¿Crees tú que David quiere honrar a tu padre al enviarte mensajeros de condolencia? ¿No te habrá enviado sus siervos para que exploren la ciudad como espías y para destruir el país?'. Gade chapit la |
Con esta mira los hijos de Dan despacharon desde Saraa y Estaol cinco varones muy esforzados de su linaje y familia, para que reconociesen y registrasen bien el país de su suerte; y dijéronles: Id y reconoced la tierra. Los cuales puestos en camino, en llegando a la montaña de Efraín, entraron en casa de Micás, y descansaron allí.
Mas los príncipes de los filisteos se irritaron contra él, y le dijeron: Retírese ese hombre, y quédese allá en el lugar que le señalaste, y no venga con nosotros a la guerra, no sea que comenzando el combate se revuelva contra nosotros; porque, ¿de qué otro modo podrá aplacar a su Señor, sino a costa de nuestras cabezas?