Y Asa invocó a YHVH su Dios, y dijo: ¡Oh YHVH, no hay otro como Tú para ayudar, tanto al poderoso como al que no tiene fuerza! ¡Ayúdanos, oh YHVH Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu Nombre hemos venido contra esta multitud! Oh YHVH, Tú eres nuestro Dios, ¡no prevalezca contra ti ningún mortal!
¿Acaso los etíopes y los libios no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en YHVH, Él los entregó en tu mano.
Shigayón° de David, que cantó a YHVH por causa de las palabras de Cus° benjamita. ¡Oh YHVH, Dios mío, en ti me he refugiado! ¡Sálvame y líbrame de todos los que me persiguen!
Pero Saúl envió emisarios a casa de David para que lo acecharan y lo mataran por la mañana, y Mical, la mujer de David le advirtió diciendo: Si no salvas tu vida esta noche, mañana estarás muerto.
De allí David fue a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Te ruego que mi padre y mi madre habiten con vosotros, hasta que sepa qué hará conmigo ’Elohim.
Y David permaneció en el desierto, en lugares de difícil acceso, en la región montañosa del desierto de Zif, entre tanto Saúl lo buscaba cada día; pero ’Elohim no lo entregó en su mano.
Pero David dijo en su corazón: Algún día voy a perecer por la mano de Saúl. Nada me será mejor que escapar de inmediato a tierra de los filisteos; así Saúl desistirá de buscarme por todo el territorio de Israel, y escaparé de su mano.