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Romanos 8:15 - La Biblia Textual 3a Edicion

15 Porque no recibisteis espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor; sino que recibisteis el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba! (¡Padre!)

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos, que nos permite gritar: ¡Abba!, o sea: ¡Papá!'

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Vosotros no habéis recibido un Espíritu que os haga esclavos y os lleve de nuevo al temor, sino que habéis recibido un Espíritu que os hace hijos adoptivos, en virtud del cual clamamos: '¡Abbá! ¡Padre!'

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: Abba Padre.

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Romanos 8:15
30 Referans Kwoze  

Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros y escucharemos, pero que no hable ’Elohim con nosotros, no sea que muramos.°


Les daré cabida en mi Casa, Y dentro de mis muros Un nombre mejor que el de hijos e hijas: Memorial perpetuo que no será cortado.


Pero Yo me decía: ¿Cómo podré poneros por hijos y daros la tierra deseable, La más hermosa heredad de las naciones? Entonces me dije: Me llamarás Padre mío, Y no te apartarás de mí.


Entonces los hijos de Israel clamaron a Moisés, diciendo: ¡He aquí perecemos! ¡Estamos perdidos! ¡Todos nosotros estamos perdidos!


por eso tuve miedo, y fui° y escondí tu talento en la tierra: aquí tienes lo tuyo.


Y decía: ¡Abba (Padre), todas las cosas son posibles para ti! ¡Aparta de mí esta copa! pero no lo que Yo quiero, sino lo que Tú.°


Les dijo: Cuando oréis, decid: Padre,° santificado sea tu nombre. Venga tu reino.°


diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.


Al ver a Jesús, cayó ante Él dando alaridos, y con gran voz, dijo: ¿Qué tienes que ver conmigo,° Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego, ¡no me atormentes!


Pero toda la multitud de alrededor de los gerasenos° le rogó que se alejara de ellos, porque estaban sobrecogidos de un gran temor. Y entrando en una barca, regresó.


Y cuando Él venga, redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio.


Jesús le dice: No me retengas, porque aún no he subido al Padre;° pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.


Pidió entonces una luz y corrió adentro, y lleno de temor, se postró ante Pablo y Silas,°


Al oírlo entonces, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?


El Espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.


Y no sólo ella,° sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando ansiosamente la adopción, la redención de nuestro cuerpo.


Y asimismo, también el Espíritu ayuda nuestra debilidad, pues no sabemos qué orar° como conviene, pero el mismo Espíritu intercede° con gemidos indecibles;


quienes son israelitas, de los cuales son la adopción y la gloria, los pactos° y la promulgación de la ley,° las ordenanzas° y las promesas;


Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos concedió gratuitamente.


Porque en verdad si el que viene proclama a otro Jesús al cual no predicamos, o recibís otro espíritu, el cual no recibisteis, u otro evangelio, el cual no aceptasteis, bien lo soportaríais.


y esto a pesar de los falsos hermanos, introducidos secretamente, quienes se infiltraron para espiar nuestra libertad que tenemos en Jesús el Mesías, a fin de someternos° a esclavitud;


Para la libertad nos libertó el Mesías;° estad, pues, firmes, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.


habiéndonos predestinado en amor para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesús el Mesías, según la complacencia de su voluntad,


Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.°


y librar a todos aquellos que, por temor de la muerte, están sujetos a vivir en esclavitud.


¿Tú crees que Dios es uno?° Bien haces: los demonios también lo creen… ¡y tiemblan!


En el amor no hay temor, antes bien, el perfecto amor echa afuera el temor, pues el temor lleva en sí mismo castigo,° de donde el que teme no ha sido perfeccionado en el amor.


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