Para los sacerdotes llevaremos a los almacenes del templo las primicias de nuestra harina, de nuestras ofrendas, de toda clase de frutos, del vino y del aceite, y daremos a los levitas el diezmo de nuestros campos (es decir, a los levitas que perciben el diezmo en todos los pueblos donde trabajamos).
Lo mejor de las primicias y de todos sus tributos será para los sacerdotes. La primicia de su molienda se la darán al sacerdote para que la bendición descienda sobre su casa.
y comerás en presencia del Señor, tu Dios, en el lugar que se elija por morada de su nombre; el diezmo de tu trigo, tu mosto y tu aceite y los primogénitos de tus reses y ovejas, para que aprendas a respetar al Señor, tu Dios, mientras te dure la vida.
Estos son los que no se pervirtieron con mujeres, porque son vírgenes; éstos son los que siguen al Cordero adondequiera que vaya; los adquirieron como primicias de la humanidad para Dios y el Cordero.