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Nehemías 1:6 - Nueva Biblia Española (1975)

6 ten los ojos abiertos y los oídos atentos a la oración de tu siervo, la oración que día y noche te dirijo por tus siervos, los israelitas, confesando los pecados que los israelitas hemos cometido contra ti, incluidos yo y mi familia.

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Biblia Reina Valera 1960

6 esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 ¡escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 ¡Escucha con atención, abre los ojos, atiende la plegaria de tu servidor! Porque como tú lo ves, yo oro día y noche por los hijos de Israel, tus servidores y confieso los pecados de los hijos de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Esté ahora atento tu oído y tus ojos abiertos, para oír la oración de tu siervo, que yo hago hoy ante ti, día y noche, por los hijos de Israel tus siervos, confesando los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti. ¡Sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Estén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de tu siervo, la que al presente te dirijo día y noche ante tu presencia por los israelitas, tus siervos, confesando los pecados que los israelitas hemos cometido contra ti, pues también yo y la casa de mi padre hemos pecado.

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Nehemías 1:6
34 Referans Kwoze  

Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú desde tu morada del cielo, escucha y perdona.


si en el país donde vivan deportados reflexionan y se convierten, y en el país de los vencedores te suplican, diciendo: 'Hemos pecado, hemos faltado, somos culpables';


Y encima se proponen convertir en esclavos y esclavas a los habitantes de Judá y Jerusalén. ¿No han pecado ya bastante contra el Señor, su Dios?


porque nuestros padres pecaron, hicieron lo que reprueba el Señor, nuestro Dios, lo abandonaron y se despreocuparon por completo de la morada del Señor.


desde el cielo donde moras escucha tú su oración y súplica, hazles justicia y perdona a tu pueblo los pecados cometidos contra ti.


Mientras Esdras, llorando y postrado ante el templo de Dios, oraba, y hacía esta confesión, una gran multitud de israelitas -hombres, mujeres y niños- se reunió junto a él llorando sin parar.


Ahora, confiésenlo al Señor, Dios de sus padres, cumplan su voluntad y sepárense de los pueblos paganos y de las mujeres extranjeras.


Señor, mantén tus oídos atentos a la oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que están dispuestos a respetarte. Haz que tu siervo acierte y logre conmover a ese hombre. Yo era copero del rey,


y se vuelva a las súplicas de los indefensos, y no desprecie sus peticiones,


Hemos pecado con nuestros padres, hemos cometido maldades e iniquidades.


estén tus oídos atentos al clamor de mi súplica.


Te manifesté mi pecado, no te encubrí mi delito, propuse: 'Confesaré al Señor mi culpa', y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.


Los ojos del Señor no se apartan de los honrados, sus oídos atienden a sus gritos de auxilio;


a la tarde, a la mañana, al mediodía, me quejo gimiendo


Señor, Dios mío, de día te pido auxilio; de noche grito en tu presencia;


Yo dije: '¡Ay de mí. estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos'.


Nuestros padres pecaron, y ya no viven, y nosotros cargamos con sus culpas.


Pero ahora, Señor, Dios nuestro, que con mano fuerte sacaste a tu pueblo de Egipto, cobrándote fama que dura hasta hoy: hemos pecado y obrado inicuamente.


Aún estaba hablando y suplicando y confesando mi pecado y el de mi pueblo, Israel, y presentando mis súplicas al Señor, mi Dios, en favor de su monte santo;


Oré y me confesé al Señor, mi Dios: Señor, Dios grande y terrible, que guardas la alianza y eres leal con los que te aman y cumplen tus mandamientos:


Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos.


Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti.


pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si ellos le gritan día y noche?, o ¿les hará esperar?


y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo y servía a Dios día y noche con ayunos y oraciones.


de este mundo, siguiendo al jefe que manda en esta zona inferior, el espíritu que ahora actúa eficazmente en los rebeldes;


La viuda de verdad, la que está sola en el mundo, tiene puesta su esperanza en Dios y se pasa el día y la noche pidiendo y rezando.


Doy gracias a Dios, a quien sirvo con limpia conciencia, como aprendí de mis antepasados, cuando te encomiendo en mis oraciones noche y día.'


Si reconocemos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, perdona nuestros pecados y, además, nos limpia de toda injusticia.


Samuel se entristeció y se pasó la noche gritando al Señor.


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