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Mateo 9:35 - Nueva Biblia Española (1975)

35 Recorría Jesús todos los pueblos y aldeas, enseñando en las sinagogas, proclamando la buena noticia del reino y curando toda dolencia y enfermedad.

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Biblia Reina Valera 1960

35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Jesús recorrió todas las ciudades y aldeas de esa región, enseñando en las sinagogas y anunciando la Buena Noticia acerca del reino; y sanaba toda clase de enfermedades y dolencias.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Jesús recorría todas las ciudades y pueblos; enseñaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.

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Mateo 9:35
12 Referans Kwoze  

Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus impuros para expulsarlos y curar todo achaque y enfermedad.


Cuando terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos. Jesús se marchó de allí, para enseñar y predicar por aquellos pueblos.


Ciegos ven y cojos andan, leprosos quedan limpios y sordos oyen, muertos resucitan y pobres reciben la buena noticia'.


Cuando entregaron a Juan, Jesús se fue a Galilea a proclamar de parte de Dios la buena noticia.


Donde llegaba, fueran aldeas, pueblos o ranchos, colocaban a los enfermos en la calle y le rogaban que les dejara tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban obtenían la salud.


Y estaba extrañado de aquella falta de fe. Mientras recorría los pueblitos de alrededor enseñando,


Camino de Jerusalén, enseñaba en los pueblos y aldeas que iba atravesando.


Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


Escúchenme, israelitas: Les hablo de Jesús el Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante ustedes, realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocen.


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