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Jeremías 34:22 - Nueva Biblia Española (1975)

22 Yo los he mandado -oráculo del Señor- y los volveré a traer contra esta ciudad, para que la ataquen, la conquisten y la incendien. Y las ciudades de Judá quedarán desoladas y sin habitantes.

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Biblia Reina Valera 1960

22 He aquí, mandaré yo, dice Jehová, y los haré volver a esta ciudad, y pelearán contra ella y la tomarán, y la quemarán con fuego; y reduciré a soledad las ciudades de Judá, hasta no quedar morador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 llamaré a los ejércitos babilónicos para que regresen. Pelearán contra esta ciudad, la conquistarán y la incendiarán. Me aseguraré de que todas las ciudades de Judá sean destruidas y que nadie viva allí”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Pues ahora les doy una orden para que vuelvan. Atacarán esta ciudad y la tomarán para pegarle fuego. Y de las ciudades de Judá no quedarán más que ruinas solitarias.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Yo lo he ordenado, dice YHVH, y los haré volver a esta ciudad, para que peleen contra ella y la conquisten, y le prendan fuego. Y haré que las ciudades de Judá queden desoladas y sin habitantes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Estoy dando ya la orden -oráculo de Yahveh- para hacerlos volver a esta ciudad, a fin de que luchen contra ella, la tomen y la entreguen al fuego; pues de las ciudades de Judá voy a hacer un desierto, sin habitantes'.

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Jeremías 34:22
36 Referans Kwoze  

Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: Ya ven. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y les extraña ese benjaminita! Dejen que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor.


Apresaron al rey, y se lo llevaron al rey de Babilonia, que estaba en Ribla, y lo procesó.


Incendió el templo, el palacio real y las casas de Jerusalén, y puso fuego a todos los palacios.


Entonces incitó contra ellos al rey de los caldeos, que mató en su santuario a sus hijos; a todos los entregó en sus manos, sin perdonar joven, muchacha, anciano o canoso.


Yo he dado órdenes a mis consagrados, he reclutado a mis guerreros, entusiastas de mi honor, para ejecutar mi ira.


En la ciudad sólo quedan escombros y la puerta está herida de ruina.


¿No lo has oído? Desde antiguo lo decidí, en tiempos remotos lo preparé, y ahora la realizo; por eso tú reduces las plazas fuertes a montones de escombros.


Pregunté: ¿Hasta cuándo, Señor? Y me contestó; Hasta que se desmoronen las ciudades despobladas y las casas deshabitadas, y queden los campos desolados.


Tus santas ciudades son un desierto, Sión se ha vuelto un desierto, Jerusalén un yermo.


que rugen contra él con gran estruendo? Arrasaron su tierra, incendiaron sus poblados hasta dejarlos deshabitados.


Los caldeos que la atacan entrarán en esta ciudad y le pondrán fuego. La quemarán con las casas, en cuyas azoteas se quemaba incienso a Baal y se hacían libaciones a dioses extranjeros, para irritarme.


Así dice el Señor: En este lugar del que dicen que está en ruinas, sin hombres ni ganado; en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, ahora desoladas, sin hombres ni ganado,


Así dice el Señor, Dios de Israel: Vete a hablar con Sedecías, rey de Judá, y le dirás: Así dice el Señor: Yo he entregado esta ciudad en manos del rey de Babilonia, para que la incendie.


Todas tus mujeres y tus hijos se los entregarán a los caldeos, y tú no te librarás de ellos, sino que caerás en poder del rey de Babilonia, que incendiará la ciudad.


Los caldeos incendiaron el palacio real y las casas del pueblo, y derruyeron las murallas.


sube el león de la maleza, sale de su guarida, está en marcha un asesino de pueblos, para arrasar tu país e incendiar tus ciudades dejándolas despobladas.


El Señor ya no podía soportar sus malas acciones, las abominaciones que cometían; por eso se convirtió su tierra en ruina y espanto y maldición, sin habitantes hasta hoy:


Por la cólera del Señor quedará deshabitada y hecha toda un desierto; los que pasen junto a Babilonia silbarán espantados al ver tantas heridas.


Incendió el templo, el palacio real y las casas de Jerusalén y puso fuego a todos los palacios.


Se abrió brecha en la ciudad, y los soldados huyeron de noche por la puerta entre las dos murallas, junto a los jardines reales, mientras los caldeos rodeaban la ciudad, y se marcharon por el camino de la estepa.


Convertiré a Jerusalén en escombros, en guarida de chacales, arrasaré los pueblos de Judá dejándolos deshabitados.


¡Ay, se sienta solitaria la capital del pueblo! Se ha quedado viuda la capital de las naciones, la princesa de las provincias, en trabajos forzados.


Porque han afligido con embustes al justo, sin que yo lo afligiera, porque han dado apoyo al malvado, para que no se convirtiera de su mala conducta y pudiera conservar la vida;


¿suena la trompeta en la ciudad sin que el vecindario se alarme?, ¿sucede una desgracia en la ciudad que no la mande el Señor?


El país con sus habitantes quedará desolado en pago de sus malas acciones.


Entonces el ángel del Señor dijo: Señor de los ejércitos, ¿cuándo te vas a compadecer de Jerusalén y de los pueblos de Judá? Ya hace setenta años que estás airado contra ellos.


Y los zarandeé por naciones extranjeras; a su espalda quedó la tierra devastada, sin vecinos ni viandantes. Así convirtieron una tierra envidiable en una desolación.


El rey se puso furioso y envió tropas que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a su ciudad.


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