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Isaías 2:3 - Nueva Biblia Española (1975)

3 caminarán pueblos numerosos. Dirán: Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas, porque de Sión saldrá la ley; de Jerusalén, la palabra del Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Vendrá gente de muchas naciones y dirán: «Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos, y andaremos en sus sendas». Pues de Sion saldrá la enseñanza del Señor; de Jerusalén saldrá su palabra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Irán a verlo todas las naciones y subirán hacia él muchos pueblos, diciendo: 'Vengan, subamos al cerro de Yavé, a la Casa del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y caminemos por sus sendas. Porque la enseñanza irradia de Sión, de Jerusalén sale la palabra de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 E irán muchos pueblos y dirán: ¡Venid, subamos al Monte de YHVH, A la Casa del Dios de Jacob! Él nos enseñará sus caminos, Y nosotros marcharemos por sus sendas, Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalem la palabra de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 vendrán pueblos numerosos y dirán: 'Venid, subamos a la montaña de Yahveh, al templo del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y sigamos sus senderos'. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Yahveh.

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Isaías 2:3
39 Referans Kwoze  

los judíos ratificaron y se comprometieron de forma irrevocable, ellos, sus descendientes y los prosélitos, a celebrar esos dos días anualmente, según aquel documento y en aquellas fechas.


El agotó mis fuerzas en el camino, acortó mis días;


Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: Somete en la batalla a tus enemigos.


de mis labios brota la alabanza, porque me enseñaste tus leyes;


¡Qué alegría cuando me dijeron: 'Vamos a la casa del Señor'!


Grande es el Señor, y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.


te daré jueces como los antiguos, consejeros como los de antaño: entonces te llamarás Ciudad Justa, Villa Fiel.


Aquel día la cepa de Jesé estará enhiesta Gomo enseña de los pueblos: a ella acudirán las naciones y será gloriosa su morada.


Aquel día habrá una calzada de Egipto a Asiria: los asirios irán a Egipto y los egipcios a Asiria; los egipcios con los asirios darán culto a Dios.


¿A quién viene a adoctrinar, a quién a enseñar la lección?, ¿a recién destetados, apartados del pecho?


Uno dirá: Soy del Señor; otro se pondrá el nombre de Jacob; uno se tatuará en el brazo: 'Del Señor', y se apellidará Israel.


les daré en mi casa y en mis murallas Un monumento y un nombre mejores que hijos e hijas; nombre eterno les daré que no se extinguirá.


los traeré a mi Monte Santo, los alegraré en mi casa de oración; aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración, y a mi casa la llamarán todos los pueblos Casa de Oración.


y acudirán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.


Pero a ustedes que abandonaron al Señor olvidando mi Monte Santo, que preparaban la mesa para la Fortuna y llevaban la copa para el Destino,


Y de todas las naciones, como ofrenda al Señor, traerán a todos sus hermanos a caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi Monte Santo de Jerusalén -dice el Señor-, cómo los israelitas traen la ofrenda en una vasija pura al templo del Señor.


Y si aprenden la costumbre de mi pueblo, de jurar por mi nombre, 'vive el Señor', como ellos enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, se establecerán en medio de mi pueblo.


Miqueas de Moraste profetizó durante el reinado de Ezequías, rey de Judá, y dijo a los judíos: Así dice el Señor de los ejércitos: 'Sión será un campo arado, Jerusalén será una ruina, el monte del templo un cerro de breñas'


'¡Es de día!', gritarán los centinelas en la sierra de Efraín, 'en pie, a Sión, a visitar al Señor, nuestro Dios'.


y el Señor me llevó en éxtasis a la tierra de Israel, dejándome en un monte muy alto, en cuya cima se erguía una mole con traza de ciudadela.


(Después volverán a buscar los israelitas al Señor, su Dios, y a David, su rey, temblando acudirán al Señor y su riqueza, en un tiempo futuro).


Esforcémonos por conocer al Señor: si madrugamos lo encontraremos; vendrá a nosotros como la lluvia, como aguacero que empapa la tierra.


Hacia él confluirán las naciones, caminarán pueblos numerosos; dirán: Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob; él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor.


En resumen: Todo aquel que escuche estas palabras mías y las ponga por obra se parecerá al hombre sensato que edificó su casa sobre roca.


Pero él repuso: Mejor: ¡Dichosos los que escuchan el mensaje de Dios y lo cumplen!


y en su nombre se predicará el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.


Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación sale de los judíos.


El que esté dispuesto a realizar el designio de Dios, podrá apreciar si esta doctrina es de Dios o si yo hablo por mi cuenta. '


Pero recibirán una fuerza, el Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, para ser testigos míos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo.


Te mandé recado en seguida y tú has tenido la amabilidad de presentarte aquí. Ahora aquí nos tienes a todos delante de Dios, para escuchar lo que el Señor te haya encargado decirnos.


Pero pregunto yo: ¿Será que no han oído hablar? Todo lo contrario, a toda la tierra alcanzó su anuncio y hasta los límites del orbe su lenguaje'.


Invitarán a pueblos a la montaña a ofrecer sacrificios legítimos, porque explotan las riquezas marinas, los tesoros ocultos de las playas.


Estos son los preceptos, los mandatos y decretos que el Señor, su Dios, les mandó aprender y cumplir en la tierra donde van a entrar para tomar posesión de ella.


En cambio, el que se concentra en la ley perfecta, la de los hombres' libres, y es constante, no en oírla y olvidarse, sino en ponerla por obra, ése encontrará su felicidad en practicarla.


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