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Hechos 1:13 - Nueva Biblia Española (1975)

13 Llegados a casa, subieron a la sala donde se alojaban; eran: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Fanático y Judas el de Santiago.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Cuando llegaron, subieron a la habitación de la planta alta de la casa donde se hospedaban. Estos son los nombres de los que estaban presentes: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago (hijo de Alfeo), Simón (el zelote) y Judas (hijo de Santiago).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Entraron en la ciudad y subieron a la habitación superior de la casa donde se alojaban. Allí estaban Pedro, Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelotes, y Judas, hijo de Santiago.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Y tan pronto entraron, subieron al aposento alto donde estaban alojados Pedro y Juan, Jacobo° y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo° de Alfeo, Simón el Zelote,° y Judas, el hermano de Jacobo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Entraron y subieron a la habitación donde se alojaban Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón de Zelotes y Judas el de Santiago.

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Hechos 1:13
45 Referans Kwoze  

Salió Jesús de allí, vio al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: Sígueme. Se levantó y lo siguió.


Les mostrará una sala grande arreglada con divanes en el piso de arriba. Prepárennosla allí.


Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir horror y angustia,


Al pasar vio a Leví de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos y le dijo: Sigúeme. Se levantó y lo siguió.


No permitió que lo acompañara nadie más que Pedro, Santiago y su hermano Juan.


Seis días después tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan y subió con ellos solos a un cerro alto y apartado. Allí se transfiguró delante de ellos:


El les mostrará una sala grande con divanes en el piso de arriba. Prepárenlo allí.


Entonces Tomás, es decir, Mellizo, dijo a sus compañeros: Vamos también nosotros a morir con él.


El otro Judas, no el Iscariote, le preguntó: Señor, y ¿a qué se debe que nos vayas a manifestar tu persona a nosotros y al mundo no?


Le dice entonces a Pedro la sirvienta que hacía de portera: ¿No eres también tú discípulo del hombre ése? Dijo él: Yo no.


Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (es decir, Mellizo), Natanael el de Cana de Galilea, los de Zebedeo y otros dos discípulos suyos.


Con la mano les hizo señas de que se callaran, les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel y concluyó: Avísenselo a Santiago y a los hermanos. A continuación salió y se fue a otro lugar.


Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra: Escúchenme, hermanos:


Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchen mis palabras y entérense bien de lo que pasa.


Pedro les contestó: Arrepiéntanse, bautícense cada uno confesando que Jesús es Mesías para que se les perdonen los pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo.


Había lámparas en abundancia en la sala de arriba, donde estábamos reunidos.


Viendo la seguridad de Pedro y Juan y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos; sabían también que habían sido compañeros de Jesús,


Pedro y Juan les replicaron: ¿Puede aprobar Dios que los obedezcamos a ustedes en vez de a él? Júzguenlo ustedes.


Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos.


No vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor.


y reconociendo el don que he recibido, Santiago, Pedro y Juan, los respetados como pilares, nos dieron la mano a mí y a Bernabé en señal de solidaridad, de acuerdo en que nosotros nos dedicáramos a los paganos y ellos a los judíos.


Santiago, servidor de Dios y del Señor, Jesús el Mesías, saluda a las doce tribus de la emigración.


El anciano, a la señora elegida y a sus hijos, a los que yo amo de verdad; y no sólo yo, sino también todos los que tienen conocimiento de la verdad,


Judas, servidor de Jesús el Mesías y hermano de Santiago, a los llamados que ama Dios Padre y custodia Jesús el Mesías.


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