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Hebreos 12:2 - Nueva Biblia Española (1975)

2 fijos los ojos en el pionero y consumador de la fe, Jesús; el cual, por la dicha que le esperaba, sobrellevó la cruz, despreciando la ignominia, está sentado a la derecha del trono de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Levantemos la mirada hacia Jesús, que dirige esta competición de la fe y la lleva a su término. El escogió la cruz en vez de la felicidad que se le ofrecía; no tuvo miedo a la humillación, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe; el cual, por el gozo puesto delante de Él, soportó la cruz, y despreciando el oprobio, se ha sentado a la diestra del trono de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 fija nuestra mirada en el jefe iniciador y consumador de la fe: Jesús. El cual, a la vista de la dicha que se le presentaba, soportó la cruz, sin tomar en cuenta la ignominia, y está sentado a la diestra del trono de Dios.

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Hebreos 12:2
78 Referans Kwoze  

-oráculo del Señor- a mi Señor: 'Siéntate a mi derecha, que voy a hacer de tus enemigos un estrado de tus pies'.


El Señor completará sus favores conmigo: Señor, tu lealtad es eterna, no abandones la obra de tus manos.


¡Ay de los que bajan a Egipto por auxilio y buscan apoyo en la caballería! Confían en los carros, porque son numerosos, y en los jinetes, porque son muy fuertes; sin fijarse en el Santo de Israel ni consultar al Señor.


Vuélvanse hacia mí para salvarse, confines de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro.


Despreciado y evitado de la gente, un hombre hecho a sufrir, curtido en el dolor; al verlo se tapaban la cara; despreciado, lo tuvimos por nada;


y aguardo al Señor, que oculta su rostro a la casa de Jacob, y espero en él.


Pero yo estoy alerta aguardando al Señor, mi Dios y salvador: mi Dios me escuchará.


Sobre la dinastía davídica y los vecinos de Jerusalén derramaré un espíritu de compunción y de pedir perdón. Al mirarme traspasado por ellos mismos, harán duelo como por un hijo único, llorarán como se llora a un primogénito.


Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.


Desde entonces empezó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, padecer mucho a manos de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día.


Igual que este Hombre no ha venido a que le sirvan, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos'.


decía: ¡Abba! ¡Padre!: todo es posible para ti, aparta de mí este trago', pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.


Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y sesentó a la derecha de Dios.


El les contestó: ¿De modo que primero tiene que venir Elias a ponerlo todo en orden? Entonces, ¿cómo está escrito que este Hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado?


Entonces el padre del muchacho gritó: ¡Fe tengo, ayúdame tú en lo que me falte!


Los apóstoles le pidieron al Señor: Auméntanos la fe.


Estaban allí los sumos sacerdotes y los letrados acusándolo con vehemencia.


¿No tenía el Mesías que sufrir todo eso para entrar en su gloria?


Al día siguiente, mirando a Jesús que venía hacia él, dijo: Mirad el cordero de Dios, el que va a quitar el pecado del mundo.


Sí, se lo aseguro: Si el grano de trigo, caído en la tierra, no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto.


pues yo, cuando sea levantado de la tierra, tiraré de todos hacia mí.


Sabiendo él que el Padre lo había puesto todo en sus manos y que de Dios procedía y con Dios se marchaba,


Porque éste es el designio de mi Padre, que todo el que reconoce al Hijo y le presta adhesión tenga vida definitiva y lo resucite yo en el último día.


Abrahán, su padre, saltó de gozo porque iba a ver este día mío, lo vio y se llenó de alegría.


Por tanto, entérese bien todo Israel de que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús a quien ustedes crucificaron.


mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó, nosotros somos testigos.


La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo Jefe y Salvador, para concederle a Israel el arrepentimiento y el perdón de los pecados.


Los apóstoles salieron del Consejo contentos de haber merecido aquella ignominia por causa de Jesús.


De hecho, el mensaje de la Cruz para los que se pierden resulta una locura; en cambio, para los que se salvan, para nosotros, es un portento de Dios,


nosotros predicamos un Mesías crucificado, para los judíos un escándalo, para los paganos una locura;


y a ambos, hechos un solo cuerpo, los reconcilió con Dios por medio de la cruz, matando en sí mismo la hostilidad.


y vivan en mutuo amor, igual que el Mesías les demostró su amor entregándose por ustedes, ofreciéndose a Dios como sacrificio fragante.


seguro además de una cosa: de que aquel que dio principio a su buena empresa le irá dando remate hasta el día del Mesías, Jesús.


Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos como salvador al Señor, Jesús Mesías;


Ahora ya me aguarda la merecida corona con la que el Señor, juez justo, me premiará el último día; y no sólo a mí, sino también a todos los que anhelan su venida.


Y ¿a cuál de los ángeles dijo jamás: 'Siéntate a mi derecha mientras pongo á tus enemigos por tarima de tus pies'?.


EL es reflejo de su gloria, impronta de su ser; él sostiene el universo con la palabra potente de Dios; y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de su Majestad en las alturas,


pues con una ofrenda única dejó transformados para siempre a los que va consagrando,


unas veces los exponían públicamente a escarnio y vejaciones, otras se hacían solidarios de los que así eran tratados.


Otros tuvieron que sufrir la ofensa de los azotes e incluso de cadenas y cárceles.


Mediten, pues, en el que soportó tanta oposición de parte de los pecadores, y no se cansen ni pierdan el ánimo.


Salgamos, pues a encontrarlo fuera del campamento, cargados con su humillación,


y, así consumado, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen a él,


-pues la Ley no consiguió transformar nada- y, en cambio, se introduce una esperanza más valiosa, por la cual nos acercamos a Dios.


Estamos en el punto capital de la exposición, y es que tenemos esa clase de sumo sacerdote: uno que en el cielo se sentó a la derecha del trono de su Majestad,


así también el Mesías se ofreció una sola vez, para quitar los pecados de tantos; la segunda vez, ya sin relación con el pecado, se manifestará a los que lo aguardan para salvarlos.


Hermanos míos, no confundan la fidelidad a nuestro Señor Jesús, Mesías glorioso, con ciertos favoritismos.


El Espíritu de Cristo que estaba en ellos les declaraba por anticipado los sufrimientos por Cristo y los triunfos que seguirían.


Porque también el Mesías sufrió una vez por los pecados, el inocente por los culpables, para llevarnos a Dios; sufrió la muerte en su cuerpo, pero recibió vida por el Espíritu.


a quien sometieron ángeles, autoridades y poderes, llegó al cielo y está a la derecha de Dios.


y manténganse así en el amor de Dios, aguardando a que la misericordia de nuestro Señor, Jesús el Mesías, les dé vida eterna.


Lo que vas a ver, escríbelo en un libro y mándalo a estas siete iglesias: Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea'.


Al verlo caí a sus pies como muerto. El puso su mano derecha sobre mí, diciéndome: 'No temas, yo soy el primero y el último,


Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, el que es y era y ha de venir, el soberano de todo.


Para el mensajero de la iglesia de Esmirna escribe así: Esto dice el que es primero y último, el que estuvo muerto y volvió a la vida:


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