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Génesis 42:24 - Nueva Biblia Española (1975)

24 El se retiró y lloró; después volvió a ellos y escogió a Simeón y lo hizo encadenar en su presencia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 Y se apartó José de ellos, y lloró; después volvió a ellos, y les habló, y tomó de entre ellos a Simeón, y lo aprisionó a vista de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Entonces José se apartó de ellos y comenzó a llorar. Cuando recuperó la compostura, volvió a hablarles. Entonces escogió a Simeón e hizo que lo ataran a la vista de los demás hermanos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Al oír esto, José se retiró y lloró. Después volvió, habló a sus hermanos, tomó a Simeón, lo hizo amarrar en su presencia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Entonces él se apartó, y lloró. Después volvió a ellos y les habló, y tomando de entre ellos a Simeón, lo ató ante sus ojos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 José se alejó de ellos, y lloró. Después regresó a su lado. Eligió a Simeón y ordenó encadenarle a la vista de los demás.

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Génesis 42:24
15 Referans Kwoze  

Al tercer día, cuando estaban convaleciendo, los dos hijos de Jacob y hermanos de Dina, Simeón y Leví, agarraron el puñal, entraron en la ciudad confiada, mataron a todos los varones


Ellos no sabían que José les entendía, pues había usado intérprete.


Dios Todopoderoso lo haga compadecerse de ustedes y les suelte a su hermano y deje a Benjamín. Si tengo que quedarme solo, me quedaré.


El les contestó: Estén tranquilos y no teman. Su Dios, el Dios de sus padres, les metió el tesoro en los sacos, que su pago lo recibí yo.


En seguida, conmovido por su hermano, le vinieron ganas de llorar, y entrando en la alcoba, lloró allí.


José no pudo contenerse en presencia de su corte y ordenó: Salgan todos de mi presencia.


Y no había nadie cuando se dio a conocer a sus hermanos. Rompió a llorar fuerte, de modo que los egipcios lo oyeron y la noticia llegó a casa del Faraón.


El fue su salvador en el peligro: no fue un mensajero ni un enviado, él en persona los salvó, por su amor y su clemencia los rescató, y los liberó y los llevó siempre a cuestas en el pasado.


Al acercarse y ver la ciudad, le dijo llorando:


Con los que están alegres, alégrense; con los que lloran, lloren.


Así, cuando un órgano sufre, todos sufren con él; cuando a uno lo tratan bien, con él se alegran todos.


Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno probado en todo igual que nosotros, excluido el pecado.


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