El Señor le dijo: Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar! Vino un huracán tan violento, que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto.
Viendo el pueblo que Moisés tardaba en bajar del monte, acudió en masa ante Aarón, y le dijo: Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros; pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado.
Moisés pasó allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches: no comió pan ni bebió agua, y escribió en las losas las cláusulas del pacto, los diez mandamientos.
Moisés le contestó: Cuando salga de la ciudad extenderé las manos hacia el Señor, y cesarán completamente truenos y granizo, para que sepas que toda la tierra es del Señor.
Pero tú quédate aquí conmigo, y te daré a conocer todos los preceptos, los mandatos y decretos que has de enseñarles, para que los cumplan en la tierra que les voy a dar para que lomen posesión de ella'.
Luego me postré ante el Señor cuarenta días y cuarenta noches, como la vez anterior, sin comer pan ni beber agua, pidiendo perdón por el pecado que habían cometido, haciendo lo que parece mal al Señor, irritándolo,
Cuando yo subí al monte a recibir las losas de piedra, las tablas de la alianza que concertó el Señor con ustedes, me quedé en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua.