El Señor le dijo: Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar! Vino un huracán tan violento, que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto.
Moisés labró dos losas de piedra como las primeras, madrugó y subió al amanecer al monte Sinaí, según la orden del Señor, llevando en la mano las dos losas de piedra.
Cuando yo subí al monte a recibir las losas de piedra, las tablas de la alianza que concertó el Señor con ustedes, me quedé en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua.