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Daniel 9:18 - Nueva Biblia Española (1975)

18 Dios mío, inclina tu oído y escúchame; abre los ojos y mira nuestra desolación y la ciudad que lleva tu nombre; pues, al presentar ante ti nuestra súplica, no confiamos en nuestra justicia, sino en tu gran compasión.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 »Oh Dios mío, inclínate y escúchame. Abre tus ojos y mira nuestra desesperación. Mira cómo tu ciudad —la ciudad que lleva tu nombre— está en ruinas. Esto rogamos, no porque merezcamos tu ayuda, sino debido a tu misericordia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Pon atención, oh Dios mío, escucha, abre tus ojos, mira nuestra ruina y la ciudad sobre la cual ha sido pronunciado tu Nombre. Te lo suplicamos; no esperamos nada de nuestros méritos, sino que confiamos en tu gran misericordia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 ¡Oh Dios mío!, inclina tu oído y escucha; abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la que se invoca tu Nombre, porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Inclina tu oído, Dios mío, y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre; pues no te presentamos nuestras súplicas confiando en nuestras buenas obras sino en tus grandes misericordias.

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Daniel 9:18
24 Referans Kwoze  

Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu Nombre. ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio!


Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib para ultrajar al Dios vivo.


Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante,


Recuerda, Señor, que tu ternura y tu lealtad son eternas;


El Señor le dijo: He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos.


Presta oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib para ultrajar al Dios vivo.


a todos los que llevan mi nombre, a los que creé para mi gloria, a los qué hice y formé.


¿Te quedas insensible a todo esto, Señor, te callas y nos afliges sin medida?


Todos estábamos contaminados, nuestra justicia era un paño asqueroso; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento.


Si nuestras culpas nos acusan, Señor, intervén por tu nombre, que son muchas nuestras apostasías, hemos pecado contra ti.


¿Por qué te portas como un hombre aturdido, como soldado incapaz de vencer? Tú estás con nosotros, Señor, llevamos tu nombre, no nos abandones.


Cuando recibía tus palabras, las devoraba, tu palabra era mi gozo y mi alegría íntima, yo llevaba tu nombre, Señor, Dios de los ejércitos.


Porque si en la ciudad que lleva mi nombre comencé el castigo, ¿van a quedar ustedes impunes? No quedarán impunes, porque yo reclamo la espada contra todos los habitantes del mundo, -oráculo del Señor- de los ejércitos.


A ver si presentan sus súplicas al Señor y se convierte cada cual de su mala conducta, porque es grande la ira y la cólera con que el Señor amenaza a este pueblo.


Pues ahora escúchame, majestad. Acoge mi súplica, no me conduzcas a casa de Jonatán, el escribano, no sea que muera allí.


Por eso, di a la casa de Israel: Esto dice el Señor: No lo hago por ustedes, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado por ustedes en las naciones adonde fueron.


Sépanlo bien, no lo hago por ustedes -oráculo del Señor- ; avergüéncense y sonrójense de su conducta, casa de Israel.


Tú, Señor, eres justo, a nosotros nos abruma hoy la vergüenza: a los habitantes de Jerusalén, a judíos e israelitas, cercanos y lejanos, en todos los países por donde los dispersaste por los delitos que cometieron contra ti.


'Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.


a la iglesia que está en Corinto, a los que han sido consagrados por el Mesías Jesús, llamados y consagrados con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesús Mesías, Señor de ellos y nuestro.


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