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2 Samuel 18:24 - Nueva Biblia Española (1975)

24 David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió al mirador, encima de la puerta, sobre la muralla, levantó la vista y miró: un hombre venía corriendo solo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 Y David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Mientras David estaba sentado entre las puertas internas y externas de la ciudad, el centinela subió al techo de la entrada de la muralla. Cuando se asomó, vio a un solo hombre que corría hacia ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 David estaba sentado entre las dos puertas y el centinela hacía la ronda por el techo de la puerta encima de las murallas. Levantó la vista y divisó a un hombre que corría solo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y David estaba sentado entre las dos puertas;° y el atalaya había subido al terrado de la puerta en el muro, y alzando sus ojos miró, y he aquí, un hombre que corría solo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela, que había subido a la terraza de la puerta, sobre la muralla, al levantar los ojos, divisó a un hombre que corría solo.

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2 Samuel 18:24
10 Referans Kwoze  

El centinela, alzando la vista, vio un gran gentío por el camino de Joronaín, en la cuesta, y avisó al rey: He visto gente por el camino de Joronaín, por la ladera del monte.


Ajimás repuso: Pase lo que pase, voy corriendo. Entonces Joab le dijo: Vete. Ajimás echó a correr, y atajando por el valle adelantó al nubio.


El centinela gritó y avisó al rey. El rey comentó: Si viene solo, trae buenas noticias. El hombre seguía acercándose.


El rey les dijo: Haré lo que mejor les parezca. Y se quedó junto a las puertas, mientras todo el ejército salía al combate, por compañías y batallones.


El rey se levantó, se sentó a la puerta y avisaron a todos: ¡El rey está sentado a la puerta! Todos acudieron allá. Los israelitas de Absalón habían huido a la desbandada.


Cuando llegó, allí estaba Eli, sentado en su silla, junto a la puerta, oteando con ansia el camino, porque temblaba por el arca de Dios. Aquel hombre entró por el pueblo dando la noticia, y toda la población se puso a gritar.


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