2 Reyes 11:16 - Nueva Biblia Española (1975)

¹⁶ La fueron empujando con las manos, y cuando llegaba a palacio por la puerta de las caballerizas, allí la mataron.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹⁶ Le abrieron, pues, paso; y en el camino por donde entran los de a caballo a la casa del rey, allí la mataron.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁶ Por eso la agarraron y la llevaron a la puerta por donde los caballos entraban al predio del palacio, y allí la mataron.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁶ La apresaron y la llevaron por el camino que conduce a la Entrada de los Caballos hasta el palacio real; allí le dieron muerte.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁶ Le dieron pues paso, y ella salió al camino por donde entran los caballos a la casa del rey, y allí fue ejecutada.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁶ La empujaron con las manos, y cuando ella llegó al palacio real por el camino de la Puerta de los caballos, allí la mataron.

2 Reyes 11:16 Referans Kwoze

Génesis 9:6

Si uno derrama la sangre de un hombre, otro derramará la suya; porque Dios hizo al hombre a su imagen.

2 Reyes 11:15

El sacerdote Yehoyadá ordenó a los oficiales que mandaban las fuerzas: Sáquenla del atrio. Al que la siga lo matan (pues no quería que la mataran en el templo).

2 Crónicas 23:15

La fueron empujando con las manos, y cuando llegaba a palacio por la Puerta de las Caballerías, allí la mataron.

Nehemías 3:28

A partir de la Puerta de los Caballos restauraron los sacerdotes, cada cual frente a su casa.

Jeremías 31:40

Todo el valle de los cadáveres, el cementerio de las cenizas, hasta el valle del torrente Cedrón, y hasta la Puerta de los Caballos, a oriente, estará consagrado al Señor, y ya no será arrasado ni destruido jamás.

Levítico 24:17

El que mate a un hombre, es reo de muerte.

Mateo 7:2

porque los van a juzgar como juzguen ustedes, y la medida que ustedes usen la usarán con ustedes.

Santiago 2:13

porque el juicio será sin corazón para quien no tuvo corazón

Jueces 1:7

Adonisedec comentó: Setenta reyes, amputados los pulgares de manos y pies, recogían las migajas que caían de mi mesa. Dios me paga mi merecido. Lo llevaron a Jerusalén y allí murió.