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2 Crónicas 9:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que había construido,

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Biblia Reina Valera 1960

4 y las viandas de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado de sus criados y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y la escalinata por donde subía a la casa de Jehová, se quedó asombrada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 quedó atónita. También estaba asombrada por la comida que se servía en las mesas del rey, por la forma en que estaban organizados sus funcionarios y la ropa espléndida que usaban, por los coperos y sus mantos, y por las ofrendas quemadas que ofrecía Salomón en el templo del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 los manjares de su mesa, las habitaciones de sus servidores, el porte de sus ministros y sus vestidos, sus coperos, con sus trajes, y los sacrificios que ofrecía en la Casa de Yavé, se quedó sin aliento,

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 y los manjares de su mesa, y los asientos° de sus siervos, la disposición° de sus ministros y sus vestiduras, sus mayordomos y sus vestiduras, y la escalinata que subía a la Casa de YHVH, se quedó sin aliento,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 los manjares de su mesa, las habitaciones de sus cortesanos, el porte y las vestiduras de sus ministros, los coperos con sus trajes y la cámara alta desde la que subía al templo de Yahveh, se quedó sin aliento

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2 Crónicas 9:4
22 Referans Kwoze  

los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes sirviendo, las bebidas, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada,


Tú sabes que mí padre, David, no pudo construir un templo en honor del Señor, su Dios, debido a las guerras en que se vio envuelto, mientras el Señor iba poniendo a sus enemigos bajo sus pies.


En consideración al rey de Asiría, quitó también la tribuna del trono construida en el templo y la entrada exterior para el rey.


Hasta entonces estaban encargados de la puerta real, a oriente, y eran porteros de los barrios de los levitas.


Pero cuando vio al rey en pie sobre su estrado, junto a la entrada, y a los oficiales y la banda cerca del rey, toda la población en fiesta, las trompetas tocando y los cantores acompañando los cánticos de alabanza con sus instrumentos, se rasgó las vestiduras y dijo: ¡Traición, traición!


Salomón resolvió todas sus consultas: no hubo una cuestión tan oscura que Salomón no le pudiera resolver.


los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes, sirviendo, los caperos con sus uniformes, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada


Señor, mantén tus oídos atentos a la oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que están dispuestos a respetarte. Haz que tu siervo acierte y logre conmover a ese hombre. Yo era copero del rey,


Me consumo ansiando tu salvación y espero en tu palabra;


Respóndeme en seguida, Señor, que me falta el aliento; no me escondas tu rostro, igual que a los que bajan a la fosa.


Vengan a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado;


Muchachas de Jerusalén, les conjuro que si encuentran a mi amado le digan..., ¿qué le dirán?..., que estoy enferma de amor.


Sólo el príncipe en funciones podrá sentarse allí para comer el pan en presencia del Señor; entrará por el vestíbulo de la puerta y saldrá por el mismo camino.


El príncipe entrará desde el exterior por el vestíbulo, deteniéndose junto a las jambas de la puerta; los sacerdotes ofrecerán el holocausto y el sacrificio de comunión; el príncipe se postrará en el zaguán de la puerta y volverá a salir. La puerta no se cerrará hasta el atardecer.


¿Cómo hablará este esclavo a tal señor? ¡Si ahora las fuerzas me abandonan y he quedado sin aliento!


Y les digo que ni Salomón, en todo su lujo, estaba vestido como cualquiera de ellos.


Dichosos esos servidores si el patrón al llegar los encuentra en vela: les aseguro que él se pondrá el delantal, los hará recostarse y les servirá uno a uno;


Al verlo caí a sus pies como muerto. El puso su mano derecha sobre mí, diciéndome: 'No temas, yo soy el primero y el último,


Mira que estoy a la puerta llamando: si uno me oye y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos.


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