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Cantares 3:2 - Biblia Reina Valera 2000

2 Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; por las calles y por las plazas buscaré al que ama mi alma; lo busqué, y no lo hallé.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Así que me dije: «Me levantaré y recorreré la ciudad, y buscaré por todas las calles y las plazas. Buscaré a mi amado». Entonces busqué por todas partes pero no lo encontré.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Me levantaré, pues, y recorreré la ciudad. Por las calles y las plazas buscaré al amado de mi alma. Lo busqué y no lo hallé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Me levantaré ahora e iré por la ciudad, Por las calles y por las plazas. ¡Debo hallar al que ama mi alma! Lo busqué, pero no lo encontré.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Me levanté, recorrí la villa por callejas y plazas, en busca del amado de mi alma. Lo buscaba y no lo hallé.

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Cantares 3:2
18 Referans Kwoze  

Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará el Cristo.


Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra hablo.


Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora nos está más cerca nuestra salud que cuando creímos.


Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.


Discurrid por las plazas de Jerusalén, y mirad ahora, y sabed, y buscad en sus plazas si halláis hombre, si hay [alguno] que haga juicio, que busque verdad; y [yo] perdonaré a la ciudad.


Y nadie [hay] que invoque tu nombre, ni que se despierte para tenerte, por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.


Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corría sobre las aldabas del candado.


Bienaventurado el hombre que me oye, trasnochando a mis puertas cada día, guardando los umbrales de mis entradas.


Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?


Hazme saber, [o tú] a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde sesteas [tu rebaño] al medio día; pues, ¿por qué había yo de estar como vagueando tras los rebaños de tus compañeros?


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