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Lucas 9:41 - Biblia Reina Valera 1995

41 Respondiendo Jesús, dijo: —¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros y os he de soportar? Trae acá a tu hijo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

41 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar? Trae acá a tu hijo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 —Gente corrupta y sin fe —dijo Jesús—, ¿hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Entonces le dijo al hombre: —Tráeme a tu hijo aquí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 Jesús respondió: 'Gente incrédula y extraviada, ¿hasta cuándo estaré entre ustedes y tendré que soportarlos?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 Entonces Jesús respondió y dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa!° ¿Hasta cuándo estaré con vosotros y os soportaré? ¡Trae acá a tu hijo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 Jesús respondió: '¡Oh generación incrédula y pervertida! ¿Hasta cuándo tendré que estar entre vosotros y soportaros? Trae aquí a tu hijo'.

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Lucas 9:41
31 Referans Kwoze  

Cuando Eliseo, el varón de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: «¿Por qué has rasgado tus vestidos? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel.»


y no sean como sus padres, generación terca y rebelde; generación que no dispuso su corazón, ni cuyo espíritu fue fiel para con Dios.


Entonces fueron Moisés y Aarón ante el faraón, y le dijeron: —Jehová, el Dios de los hebreos, ha dicho así: “¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.


Y Jehová dijo a Moisés: —¿Hasta cuándo os negaréis a guardar mis mandamientos y mis leyes?


Lava tu corazón de maldad, Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad?


Y Jehová dijo a Moisés: —¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?


—¿Hasta cuándo soportaré a esta depravada multitud que murmura contra mí? Ya he oído las querellas de los hijos de Israel que de mí se quejan.


Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.


Él respondió y les dijo: —La generación mala y adúltera demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.


Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entran y habitan allí; y el estado final de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.»


La generación mala y adúltera demanda una señal, pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.» Y dejándolos, se fue.


Respondiendo Jesús, dijo: —¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.


De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.


Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: «¡Generación de víboras!, ¿quién os enseñó a huir de la ira venidera?


Viéndolo Jesús, se indignó y les dijo: —Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios.


Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarlo; y llamaron al ciego, diciéndole: —Ten confianza; levántate, te llama.


Respondiendo él, les dijo: —¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.


Y les dijo: —¿Dónde está vuestra fe? Atemorizados, se maravillaban y se decían unos a otros: —¿Quién es este, que aun a los vientos y a las aguas manda, y lo obedecen?


Rogué a tus discípulos que lo echaran fuera, pero no pudieron.


Mientras se acercaba el muchacho, el demonio lo derribó y lo sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu impuro, sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre.


Jesús le dijo: —¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: “Muéstranos el Padre”?


Luego dijo a Tomás: —Pon aquí tu dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.


Por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto,


Y con otras muchas palabras testificaba y los exhortaba, diciendo: —Sed salvos de esta perversa generación.


¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y generosidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?


»La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, generación torcida y perversa.


Y vemos que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.


Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.


También a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; a ellos de nada les sirvió haber oído la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.


Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.


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