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Lucas 11:2 - Biblia Reina Valera 1995

2 Él les dijo: —Cuando oréis, decid: »“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Jesús dijo: —Deberían orar de la siguiente manera: »Padre, que siempre sea santificado tu nombre. Que tu reino venga pronto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Les dijo: 'Cuando recen, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Les dijo: Cuando oréis, decid: Padre,° santificado sea tu nombre. Venga tu reino.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Él les dijo: 'Cuando vayáis a orar, decid: Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino.

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Lucas 11:2
45 Referans Kwoze  

tú le oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero haya clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.


Ahora, pues, Jehová, Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de sus manos, para que sepan todos los reinos de la tierra que solo tú, Jehová, eres Dios.»


dijo: «Jehová, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y dominas sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder que no hay quien te resista?


¡Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra obedeciendo a la voz de su precepto!


Exaltado seas, Dios, sobre los cielos, y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria.


Jehová está en su santo Templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos observan, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.


¡Exaltado seas, Dios, sobre los cielos! ¡Sobre toda la tierra sea tu gloria!


No te des prisa a abrir tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios, porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra. Sean, por tanto, pocas tus palabras.


¡Pero tú eres nuestro padre! Aunque Abraham nos ignore e Israel no nos reconozca, tú, Jehová, eres nuestro padre. Redentor nuestro es tu nombre desde la eternidad.


Santificaré mi gran nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas. Y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová, el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos.


Pero hay un Dios en los cielos que revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los últimos días. Estos son tu sueño y las visiones que has tenido en tu cama:


En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,


Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.”


y que el reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo sean dados al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios lo servirán y obedecerán.”


Llevad con vosotros palabras de súplica, volved a Jehová y decidle: «Quita toda iniquidad, acepta lo bueno, te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios.


Luego dijo Moisés a Aarón: «Esto es lo que Jehová afirmó cuando dijo: »“En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado.”» Y Aarón calló.


Podrás ofrecer como ofrenda voluntaria un buey o un carnero que tenga de más o de menos, pero en pago de un voto no será aceptado.


Porque la tierra se llenará del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.


»A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.


y diciendo: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado»,


Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.


Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: —Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.


A todos los que estáis en Roma, amados de Dios y llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.


pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!»


Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.


Gracia y paz a vosotros de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.


el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,


Gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.


Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.


Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.


a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.


Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.


acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.


Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,


El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: «Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.»


¿Quién no te temerá, Señor, y glorificará tu nombre?, pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.»


Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como la voz de grandes truenos, que decía: «¡Aleluya!, porque el Señor, nuestro Dios Todopoderoso, reina.


Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar. Y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.


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